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PERÚ SINDICAL

Crisis del capitalismo

ESPAÑA: SUSTITUIR DESPIDOS POR REDUCCIONES DE JORNADA

ESPAÑA: SUSTITUIR DESPIDOS POR REDUCCIONES DE JORNADA

Declaraciones de Ignacio Fernández Toxo:

NACIDO en El Ferrol, en 1952, es electricista excedente del astillero Bazán. Está casado y es padre de dos hijos.
CARGOS En 1987 fue secretario general de la Federación del Metal de CCOO.
En diciembre del 2008 fue elegido secretario general de CCOO, en sustitución de José María Fidalgo.

ROSA MARÍA SÁNCHEZ
MADRID

El número de parados supera las 4.123.000 personas (el 17,93% de la población activa) y en el 2010 la situación puede ir a peor. El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, no descarta que la tasa de paro llegue al entorno del 20% a mediados del próximo año y «por eso es tan importante explorar vías para crear empleo y evitar su destrucción». Añade que «si se hacen las cosas que, en mi opinión, se pueden hacer, no tienen por qué confirmarse las peores hipótesis, que llevan la tasa de paro por encima del 20,1% en el 2011». Con este fin, CCOO está trabajando en el desarrollo de una propuesta que tiene como objetivo sustituir despidos por reducciones de jornada, con la ayuda del Estado. El Gobierno ha manifestado a Toxo su interés sobre esta propuesta.

–Produce envidia el modelo alemán, donde, al menos hasta ahora, se han evitado alrededor de un millón de despidos gracias a la reducción de jornada, con complemento salarial a cuenta del Estado.
–En Alemania, una empresa que realiza una inversión importante en la cualificación de un trabajador trata de evitar por todos los medios desprenderse de ese empleado de forma definitiva. Es un enfoque que tiene que ver con una cultura industrial muy asentada en aquel país. Medidas parecidas se están aplicando en Francia y Holanda.

–¿Es posible en España?
–Valdría la pena explorar fórmulas para que en lugar de suspender el contrato o, lo que es peor, extinguirlo, se pudiera generalizar una figura que ya existe en nuestro Estatuto de los Trabajadores, que es el expediente de regulación de empleo (ERE) de reducción de jornada. Esto podría permitir que, si en una empresa la jornada de trabajo es de ocho horas al día, se trabajasen cinco o seis, a cambio de mantener al conjunto de trabajadores vinculado a la compañía y, eventualmente, compensar la diferencia salarial desde el sistema público de protección al desempleo. El dinero que ahora estamos invirtiendo en cobertura al desempleo o en subsidios podría derivarse a financiar esta medida. Es muy importante hacerlo ahora. En España, el gran ajuste del empleo se ha hecho con la no renovación de los temporales. Ahora podríamos minimizar lo que queda de crisis, generalizando una medida de estas características. Es preciso sustituir despidos por reducciones de jornada.

–¿Es sólo una idea o se trata de una iniciativa en marcha?
–Nosotros la hemos puesto en circulación, para el debate público.

–¿Está pactado con la UGT?
–No ahora, ni con este nivel de detalle. Pero creo que no habría problema en ponernos de acuerdo

–¿Han tenido alguna respuesta del Gobierno o de la patronal?
–He tenido ocasión de hablar con el ministro de Trabajo; también con la ministra de Economía. He encontrado receptividad en relación con la idea. También lo he hablado, hace unos días, en Barcelona, con el presidente de Foment de Treball, y creo que le interesó la idea. Pero no ha habido una discusión formal con la CEOE. Se trataría de ver los cauces. Pero creo que sería una buena medida que podría evitar una pérdida importante de empleos, porque, aunque crezca el PIB, la economía española tiene un serio riesgo de seguir destruyendo puestos.

–¿Qué urgencia conceden a su aplicación?
–La discusión convendría iniciarla cuanto antes para que, en el peor de los casos, la medida, esta u otra, porque no es la única posible, pudiera estar en vigor el 1 de enero próximo. Ahora estamos en conversación con las organizaciones empresariales para recomponer la negociación colectiva. Esta podría ser una buena ocasión para consensuar iniciativas fuertes en relación con el empleo y trasladarlas al Gobierno.

–¿Qué cambios legales exigiría una medida de este tipo?
–En nuestro caso, lo están estudiando los servicios jurídicos. En la normativa actual, los ERE solo pueden ser aplicados en empresas con un determinado tamaño y si la plantilla afectada por el ajuste es el 10% o 30 trabajadores. Si queremos que los ERE de reducción de jornada lleguen a más empresas, habría que reajustar estos límites.

–El presidente Zapatero ya ha hablado de retocar esos límites.
–Sí. Estos topes proceden de una reforma con la que no estuvimos de acuerdo. Para nosotros, todo lo que exceda de una persona, es despido colectivo. Esto debería considerarse así, al menos durante los dos próximos años, teniendo en cuenta la excepcionalidad económica y el alto riesgo de destrucción de empleo.

–¿La reducción de jornada, con compensación del salario por parte del Estado, qué efectos puede tener sobre las cuentas económicas? ¿Supondría ahorro o coste?
–Creo que supondría un ahorro de costes importante.

–¿Por qué?
–Si el lugar de destruir empleo y de tener que pagar al completo los derechos acumulados por el trabajador en el sistema público, se mantiene el vínculo con la empresa, la empresa sigue pagando una parte de los salarios y el sistema público compensa la diferencia, el ahorro público puede ser significativo. En todo caso, aunque no fuera así, la rentabilidad es clara desde el punto de vista social y económico.

–¿Creen que una medida de este tipo debería ser temporal?
–Podría ser definitiva. Pero su utilización intensiva debería concentrarse en el 2010 y el 2011.

–¿Cuál es la propuesta de CCOO para reducir la temporalidad de los contratos?
–En el 2006 se incluyeron reformas para limitar el encadenamiento de contratos. Ahora se podrían poner en marcha otras, como exigir a las empresas que el primer contrato sea fijo si la actividad a la que se incorpora es estable; o bien que los acuerdos de negociación colectiva establezcan porcentajes máximos de temporalidad en su plantilla.

–Son medidas que ya existen y que no se aplican.
–No vamos a cambiar una tendencia de tantos años en seis meses, pero se trata de iniciar el camino. Ahora se ha reducido en 10 puntos la tasa de temporalidad por la reducción del empleo. Lo que no puede suceder es lo que ya está empezando a pasar: que se inicie la recuperación económica y vuelva a generalizarse la contratación temporal. También se podría estudiar alguna reforma legal sobre la subcontratación en cadena. Y, sobre todo, tiene que actuar la Inspección de Trabajo para evitar incumplimientos.

–¿La generalización del contrato de 33 días, ayudaría a que la recuperación del empleo se hiciera a base de más contratos fijos?
–No lo creo. Esa figura, que existe desde 1997, no es utilizada de forma masiva por las empresas. Para la mayoría de los trabajadores que se han contratado de forma estable, se ha utilizado el antiguo contrato, asociado a eso que se conoce como los 45 días de indemnización.

El Periódico

NEOLIBERALISMO Y DESARROLLO, LA HISTORIA DE UN FRACASO ANUNCIADO

Pedro Antonio Honrubia Hurtado

Rebelión

“El Neoliberalismo no es una teoría del desarrollo, el neoliberalismo es la doctrina del saqueo total de nuestros pueblos“ (Fidel Castro)

El Neoliberalismo ha sido la ideología hegemónica en materia económica desde el comienzo de la década de 1980. Desde el inicio del nuevo siglo, sin embargo, la intrínseca irracionalidad del neoliberalismo, su fracaso en promover el crecimiento económico de los países en desarrollo, su tendencia a profundizar la concentración del ingreso y a aumentar la inestabilidad macroeconómica (demostrada por las continuas crisis financieras de los 90), constituyen indicadores de su agotamiento. El castillo de naipes neoliberal, que por algunos años ofreció cierto grado de buen rendimiento en cuanto al aumento de los valores macroeconómicos a nivel internacional se refiere, ha comenzado a derrumbarse, víctima de sus propios errores, desde su misma base: los países capitalistas desarrollados. Pero, como siempre ocurre en estos casos, son aquellos países subdesarrollados situados en la periferia del sistema los que en mayor medida están teniendo que soportar los efectos de la actual crisis económica capitalista generada por la especulación y la avaricia neo-liberal. Tras décadas de imposiciones neoliberales a las políticas de desarrollo de estos países (vía BM y FMI), con unos resultados, a diferencia de lo ocurrido en el ámbito de los índices macroeconómicos internacionales, más bien modestos, la llegada de la crisis ha vuelto a poner de manifiesto la insostenibilidad del paradigma neoliberal como modelo de desarrollo para los países situados en la periferia del sistema. Es ahora cuando la ineficiencia de estas políticas, así como lo inadecuado de sus planteamientos para con el papel que el Estado debe jugar en el crecimiento de estos países empobrecidos, se ha ejemplificado con toda claridad. Incluso los logros alcanzados en los últimos años, tras la aplicación a escala mundial de toda una serie de medidas destinadas a alcanzar los Objetivos del Milenio (ONU, 2000), se están viendo ahora amenazados por los efectos de la crisis actual. Lo que para occidente es básicamente una crisis económica en el ámbito financiero que ha acabado por repercutir en la economía real con resultados no poco preocupantes para sus clases trabajadoras, en los países empobrecidos se ha destapado en toda su crudeza como una crisis que abarca una triple dimensión: financiera, energética y alimenticia, y que está conduciendo a sus gentes a situaciones realmente trágicas. La pobreza, el hambre, el desempleo, en pocas palabras, la falta de alternativas reales para una vida digna, están alcanzando ahora cifras nunca vistas en la historia. Todo ello a pesar de que los apologetas del neoliberalismo siguen fieles a su discurso según el cual “para cualquier observador más o menos lúcido de lo que ha ocurrido con las economías estatizadas y el intervencionismo estatal, es inevitable reconocer que sólo una economía abierta trae desarrollo y progreso” (Vargas Llosa, 2009). Las evidencias, podríamos responder, sugieren justamente lo contrario: que si tras tres décadas de aplicación sistemática de los postulados neoliberales en los países empobrecidos, los índices de pobreza, de desigualdad social y, sobre todo, de acumulación del capital en cada vez menos manos, no han hecho sino aumentar, no será, pues, el neoliberalismo quien traiga desarrollo y progreso para los países empobrecidos de la periferia capitalista. El neoliberalismo, como mucho, traerá para estos países el desarrollo de la dependencia y la explotación, el desarrollo del subdesarrollo.

I Neoliberalismo y desarrollo

El neoliberalismo tiene su basamento teórico en el liberalismo económico de finales del siglo XVIII, principios del siglo XIX, teoría que fue expresión del propio desarrollo capitalista en su afán por liquidar la excesiva tutela y trabas feudales a las que los Estados de aquellos tiempos sometían a las economías nacionales (Alfonso y Cedeño, 2004). El liberalismo económico fue la doctrina económica por excelencia hasta la gran depresión de 1929, una crisis que hizo estremecer los fundamentos mismos del sistema capitalista liberal. La caída del liberalismo como doctrina hegemónica de aquellos tiempos fue precipitada por la aparición de las teorías keynesianas. El enfoque de la política económica Keynesiana introducía cambios sustanciales en las políticas capitalista, aunque en ningún caso tuvo la pretensión de acabar con el sistema establecido. El modelo keynesiano concebía el principio de la demanda efectiva según el cual la economía tiende a una situación de equilibrio macroeconómico, pero que dicho equilibrio era poco favorable para el sistema al lograrse en un punto de subempleo y estancamiento económico. En ese sentido Keynes recomendaba que el Estado debía realizar amplias inversiones públicas con el fin de estimular la demanda, el empleo y los ingresos, sacando a la economía del maltrecho equilibrio en que se hallaba estancada. La recomendación keynesiana del gasto público fue asumida por los países capitalistas a través de dos salidas fundamentales, el Estado de Bienestar Social, y la Militarización de la economía. En este nuevo modelo de crecimiento capitalista, por tanto, se otorgó un plano secundario al comercio internacional, en especial, al de capitales, por el contrario, el motor que lo estimulaba era “la transformación interna de los procesos de producción, al centrarse la economía en el mercado interno a través del impulso de la demanda efectiva gracias al aumento en el poder adquisitivo de la población” (Keynes, 1948).

Durante 30 años de apogeo y perfeccionamiento del Estado del Bienestar, el planteamiento liberal no progresó. Éste comienza a ganar terreno nuevamente en la década del 70, especialmente a raíz de la crisis del petróleo de 1973 y los efectos devastadores que ésta tuvo para el crecimiento de las economías desarrolladas, que ahogaron al mundo en una profunda recesión económica mientras el capitalismo se veía afectado por la combinación simultánea de altas tasas de inflación con bajas tasas de crecimiento económico, un fenómeno económico conocido como estanflación, nunca visto con anterioridad en la historia del capitalismo, y que llevó la economía de la época a una situación sin salida ante la cual las recetas keynesianas no parecían tener solución alguna. Como consecuencia de todo ello, el ascenso al poder de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, líderes de los partidos conservadores en sus respectivos países, supuso el comienzo de una nueva forma de entender la política económica y la intervención del Estado en la economía. Así, recogiendo gran parte del pensamiento liberal monetarista, y reformulando la doctrina de la corriente neoclásica, surge la escuela conocida como “Economía de la Oferta”, raíz fundamental de lo que vino a conocerse como “Neoliberalismo”. Sus propuestas de organización de la actividad económica en su lucha en favor del equilibrio macroeconómico pueden ser resumidas bajo la fórmula “más mercado, menos Estado”, dando origen al proceso de desregulación, privatizaciones, reducción de la protección social, precarización laboral y, en definitiva, de desestructuración del Estado de Bienestar característico de las economías capitalistas industrializadas durante las décadas que duró la hegemonía keynesiana (Bidaurrazaga, 2002-2003). La segunda mitad de la década de los años 70 y el principio de los 80 marca, pues, el comienzo de un cambio profundo en las percepciones a nivel económico de los diferentes gobiernos capitalistas del mundo. A partir de ese momento el neoliberalismo se convierte en un dogma casi sagrado, y todos los países del orbe capitalista se ven prácticamente obligados a seguir la nueva religión económica, incluidos, por supuesto, los países subdesarrollados. El modelo neoliberal es impuesto, a partir de ese momento, como único camino posible para el desarrollo económico de los países empobrecidos, todo ello a través de las presiones ejercidas mediante las instituciones financieras internacionales surgidas del Consenso de Washington (BM y FMI). Todo aquel país que quisiera tener acceso al crédito otorgado por estas instituciones financieras, debía acarrear con las exigencias planteadas desde las mismas en materia de política económica nacional, de lo contrario no había crédito. Resumidamente, podemos sintetizar estas exigencias en cuatro postulados esenciales (Albarracín et al, 1993): Por una parte, situar la lucha contra la inflación en el centro de la política económica, oponiéndola al crecimiento y a la creación de empleo. En segundo lugar, invertir el sentido de la distribución (para favorecer el crecimiento de los beneficios en detrimento de los salarios) y estrechar y hacer más regresiva la redistribución que se realiza mediante los impuestos y el gasto público. Tercero, denostar todo lo público y ampliar el ámbito del beneficio privado a través de la consecución de un cambio cultural que llevara a percibir negativamente las prestaciones y servicios públicos, la regulación estatal y la participación del sector público en la economía, identificando, sin embargo, las privatizaciones y la extensión del mercado como elementos progresistas. Cuarto, forzar un cambio en el equilibrio de poderes dentro de la sociedad, debilitando a los sindicatos en particular y, en general, a las organizaciones sociales cuya existencia contrapesa el funcionamiento del mercado y el poder de los grupos que lo controlan.

De modo más concreto, las “recomendaciones” neoliberales que desde las instituciones financieras se hacían llegar hasta los países en desarrollo que deseaban tener acceso a la financiación se fundamentaron en las siguientes líneas de acción económica (Sierra Lara, 2008): a) La devaluación: Las economías deben mantener en sus variables económicas externas, de la cual la tasa de cambio es una de las fundamentales, una base realista y competitiva. Esto significa en primer lugar la aceptación de que no sea el Estado a través de su política económica quien decida cuál será la tasa de cambio en que jugará su moneda. Esta elección, si se quiere que sea veraz, debe ser tomada en las instancias del mercado de divisas internacional. Devaluar la moneda abarata las exportaciones y hace más competitiva la posición del país que lo aplica, b) Austeridad presupuestaria: En la concepción neoliberal encontramos una fobia desenfrenada contra el déficit presupuestario. Esto no es casual. Para los monetaristas la causa más profunda de la crisis económica está en la ruptura del equilibrio monetario, en el exceso de oferta monetaria que ocasiona inflación y corrompe el sistema económico, c) Liberalización de precios: En su casi fanática apología del mercado como regulador por excelencia, los neoliberales señalan que todas las variables del sistema económico deben estar completamente desreguladas, es decir, desvinculadas de los mecanismos de control estatal. Los precios son una variable clave en esa lógica, d) Liberalización del sistema bancario: El neoliberalismo aspira a que en los marcos de una economía nacional las cosas funcionen como lo hacen a nivel internacional. Por tal razón desean la liberalización y desregulación del sistema bancario de los países. Según los teóricos del Neoliberalismo, los países subdesarrollados se caracterizan por poseer un Sistema Monetario y financiero muy anticuado y rígido, incapaz de responder a las exigencias de la competitividad económica actual y es por eso que recomiendan que los gobiernos suelten dichos sistemas, e) Liberalización del comercio: Esta es una característica emblemática de la política económica neoliberal. Se les vende a los países del Tercer Mundo la idea de que la liberalización de su comercio causará el tan esperado desarrollo. No deben existir políticas proteccionistas tales como la aplicación de aranceles a las importaciones, cuotas, discriminación a productos foráneos, dumpings, etc. El país debe abrirse al mercado mundial y competir, f) Privatización de empresas públicas: En la ortodoxia neoliberal el Estado es un mal empresario, gestor de corrupción e ineficiencia económica, de tal forma, la empresa debe ser privada y no estatal o pública.

Prácticamente la totalidad de los Estados del mundo capitalista se vieron abocados a seguir algunas de las recomendaciones citadas, para tratar así de solventar los problemas económicos que les acuciaban tras la década de los 70 y el comienzo de los 80. Aunque, como se ha dicho, fueron los países subdesarrollados quienes se vieron realmente obligados a seguir prácticamente todas y cada una de ellas bajo los denominados “programas de ajuste estructural” (PAE), impulsados por el FMI y el BM para todos aquellos países del Tercer Mundo que querían tener acceso a los créditos. En concordancia con las exigencias planteadas con anterioridad, muy frecuentemente los PAE incluyeron drásticos recortes de los gastos sociales, como sanidad y educación, eliminar o reducir las subvenciones a productos básicos, y medidas favorables al capital extranjero, con los consecuentes efectos para las economías de los países empobrecidos que prácticamente en su totalidad vieron como aumentaban los índices de pobreza, de concentración del capital y de desigualdad social tras años de aplicación de estas medidas, amén del incesante aumento de la deuda externa que ha causado, y casusa, verdaderos problemas a las economías de estos países, impidiendo a todas luces su desarrollo: “El modelo económico neoliberal impuesto en la periferia de forma ortodoxa ha dado sus frutos durante estos últimos treinta años. Frutos amargos para quienes lo aplicaron casi de forma fiel, y muy dulces para sus creadores en los centros de poder económico, político y académico mundial” (Sierra Lara, 2008). Por otro lado, la parte total correspondiente al peso de los salarios en el PIB de los diferentes países que empezaron a poner en práctica las políticas neoliberales sufrió también una caída acentuada a partir de 1981-1982. En forma inversa, la parte de los ingresos que se embolsa el capital aumenta (Toussaint, 2009). Los asalariados van perdiendo fuerza a pasos agigantados a medida que el neoliberalismo se implanta como doctrina hegemónica, y ello es especialmente grave en aquellos países de la periferia donde las desigualdades sociales van desde el extremo de la inmensa mayoría que no tiene prácticamente nada, a la casi imperceptible (numéricamente hablando) minoría que lo tiene prácticamente todo.

Así pues, a pesar de que durante décadas el modelo neoliberal se ha presentado como el único modelo válido para el desarrollo económico de los Estados, y especialmente para el desarrollo de los Estado empobrecidos, llegando incluso a ser identificado por sus apologetas como la ciencia económica en sí misma, los resultados y efectos de la aplicación de estas doctrinas a escala mundial no han podido ser más desalentadores: la economía global se encuentra actualmente en medio de una de las crisis económicas más dramáticas que se recuerdan y la brecha entre países desarrollados y países empobrecidos, así como el aumento de la desigualdad social y la concentración de la riqueza en cada vez menos manos, no han hecho sino aumentar con el neoliberalismo. La utopía neoliberal, como ha sido llamada por el sociólogo francés Pierre Bourdieu (Bourdieu, 1998), desde su esencia cuasi-religiosa, ha acabado por convertirse en un verdadero infierno para miles de millones de personas en todo el mundo, tanto de los países desarrollados como, sobre todo, de los países empobrecidos. Ya en 2005, un informe de la ONU sobre la desigualdad social advertía acerca de las consecuencias que las políticas neoliberales estaban trayendo para los países empobrecidos: “Las políticas de liberalización entrañan cambios de las leyes e instituciones laborales y motivan transformaciones importantes del mercado de trabajo. El proceso de liberalización económica suele ir marcado por una mayor flexibilidad salarial y una disminución de los salarios mínimos, la reducción del empleo en el sector público, la disminución de la protección del empleo y la debilitación de las leyes y reglamentaciones laborales. El deseo de los países en desarrollo de atraer inversión extranjera y aumentar las exportaciones conduce con frecuencia a una “carrera descendente”, en que muchas veces se pasan por alto o se vulneran las normas de protección de los trabajadores y el medio ambiente con el pretexto de hacer más competitivos a los países en el mercado internacional. Por consiguiente, las presiones competitivas externas restringen la capacidad de los países en desarrollo de lograr avances en aspectos fundamentales de política social” (ONU, 2005). Si a eso le sumamos la actual situación de crisis económica global, las consecuencias para los países empobrecidos de las políticas neoliberales, como más adelante veremos, han acabado por ser realmente terribles.

Lo que para los países desarrollados es una crisis financiera que están sufriendo especialmente sus clases trabajadoras, para las clases desfavorecidas de los países de la periferia es poco menos que un punzón clavado donde más dolor les puede generar: la subsistencia misma. Algo, por otro lado, nada sorprendente. Que la privatización casi absoluta de los recursos del Estado en manos extranjeras, el recorte de los gastos sociales, la liberalización de precios en los mercados internos de productos básicos, los beneficios fiscales para las grandes fortunas nacionales, el desmantelamiento de cualquier política de tipo proteccionista, la incentivación -a través de una fiscalidad casi nula- de la implantación de empresas multinacionales en busca de mano de obra semi-esclava, y demás planteamientos neoliberales impuestos a través de los planes de ajuste del FMI y el BM,. era algo que, como decían los críticos, estaba condenando a los países empobrecidos a permanecer por tiempo indefinido en la dependencia y la marginación económica, era tan evidente que simplemente no podía conducir a otro lado que no fuese a la situación actual en la que se encuentran los países en desarrollo en medio de la crisis global. Ergo, si algo está demostrando por encima de todo la crisis actual es la extrema vulnerabilidad en la que se encuentran los países en desarrollo, en un mismo sistema-mundo globalizado, respecto de los desvanes económicos que se puedan generar en los países desarrollados, una vulnerabilidad que además, lejos de mitigarse, se ha visto acentuada al extremo con la aplicación de las políticas neoliberales, pensadas para profundizar en el ajuste de esta economías en el sistema capitalista mundial, durante las últimas décadas. Ahora simplemente se están viendo las consecuencias, pero las advertencias de los críticos anti-neoliberales viene de muy atrás, aunque no interesase escucharlos antes. Raúl Prebisch, por ejemplo, ya advirtió, en un penetrante trabajo publicado en 1982, que lo que aparecía como una gran innovación en el terreno de la teoría y la política económica no era sino una reedición de añejas fórmulas ya ensayadas y fracasadas en el pasado. Decía el fundador de la CEPAL que después de décadas de haber sido marginadas de la escena pública mundial, estas teorías regresaban al primer plano catapultadas por la crisis del keynesianismo (Prebisch, 1982), pero que no por ello sus resultados iban a ser distintos a los que ya habían aportado anteriormente para el desarrollo los países empobrecidos. Si el liberalismo del siglo XIX, principios del XX, fue el germen del subdesarrollo de los países empobrecidos, el neoliberalismo de finales del siglo XX, principios del XXI, no ha sido otra cosa que su trágica culminación. Hablar de un desarrollo neoliberal, es entonces poco menos que hablar de una contradicción en sus propios términos: ningún país empobrecido podrá jamás emprender el camino del desarrollo si para ello se ve en la necesidad de tener que desprenderse de sus principales armas para el desarrollo, que no son otras que la lucha contra la desigualdad social, el empoderamiento de sus clases trabajadoras y el control político sobre sus propios recursos nacionales. Esta afirmación, que hasta hace bien poco era algo anunciado por diversos intelectuales pero aún por demostrar, ahora, con los datos de la situación actual del mundo sobre la mesa, se ha convertido en un evidencia. Veamos a continuación algunos de los datos que así lo demuestran.

II La historia de un fracaso anunciado

Según algunos estudios recientes del FMI (FMI, 2009) se estima que, como resultado de la actual crisis económica internacional, el PIB mundial se contrajo un alarmante 6,25% (anualizado) en el cuarto trimestre de 2008, descendiendo casi al mismo ritmo en el primer trimestre de 2009. Las economías avanzadas registraron una reducción sin precedentes del 7,5% en el cuarto trimestre de 2008, y la mayoría de ellas ahora están atravesando recesiones profundas. Las estimaciones más optimistas nos hablan de que el Producto Global se contraerá un mínimo de 2,6% durante 2009. En consecuencia, la crisis ha obligado a los Estados desarrollados a intervenir en aquellos sectores que más estaban afectando el correcto funcionamiento de sus economías nacionales, de forma muy acentuada en el sector financiero y, en cantidades algo menores, en el rescate de algunos sectores industriales (principalmente el automóvil), ignorando absoluta y totalmente toda la teoría económica dominante y los principios asumidos como dogmas indiscutibles por la política económica neoliberal en las últimas décadas (Etxezarreta, 2009). Resulta evidente el reconocimiento implícito que, a través de estas prácticas, los propios Estados desarrollados han hecho del fracaso del neoliberalismo como doctrina hegemónica. Según informaba el prestigioso diario “The Telegraph” en su edición del 8 de agosto de 2009 (The Telegraph, 2009), el propio FMI calcula ya que, solamente a causa de los costes de estas intervenciones estatales, el costo de la crisis asciende a 11,9 billones de US$, habiéndose multiplicado por más del doble en los apenas cuatro meses transcurridos desde las anteriores estimaciones presentadas por este mismo organismo en abril de 2009, las cuales situaban dicho coste en unos 4,1 billones de US$ (FMI, 2009b). Los 11,9 Billones mencionados serían tan sólo, como decimos, el resultado de sumar todo el dinero que el mundo ha gastado para depurar los activos tóxicos del sistema financiero y algunos otros rescates sonados en el ámbito de las finanzas y el mundo de las multinacionales. Para que se comprenda bien el volumen de la cifra, se podría decir que semejante cantidad de dinero equivaldría a un quinto de toda la producción económica mundial anual, o, caso de ser entregada equitativamente entre todos los seres humanos del plantea, vendría a suponer 1.830 US$ por cabeza.. Si pensamos además que, como veremos más tarde, casi el 50% de la población mundial vive con menos de 2 US$ diarios, podemos ver fácilmente la magnitud de lo acontecido, la insoportable cantidad de dinero que los Estados capitalistas han tenido que gastar para rescatar a sus propios sistemas económicos de las perturbaciones generadas por la aplicación sistemática de los postulados neoliberales durante casi tres décadas. Estos datos resultan aún más elocuentes si, como informaba igualmente el diario “The Telegraph” (2009) en la noticia reseñada, se sabe que la mayor parte de este monto, equivalente al 86% de los recursos (10,2 billones de US$), ha sido entregada a los países desarrollados, mientras que los países en desarrollo han recibido un apoyo de apenas 1,7 billones de US$ (14%). Si la proporción hubiera sido a la inversa, seguramente estaríamos hablando del principio del fin del subdesarrollo en el mundo, o, cuando menos, de algunos de sus efectos más dramáticos (la propia FAO ha calculado que el problema del hambre en el mundo se podría acabar con una inversión en materia agraria de no más de 44.000 millones de US$). Sin embargo, los países desarrollados han invertido estas cifras billonarias para rescatar sus economías mientras reducen la (supuesta) ayuda al desarrollo. Gran Bretaña y Estados Unidos, las dos grandes potencias mundiales por excelencia, han sido los países que han recibido más apoyo con estas medidas de emergencia para socorrer su sistema financiero. En el caso del Reino Unido, su factura de socorro asciende al 80% del PIB nacional. Curiosamente, aunque seguramente no por casualidad, tales países son los dos Estados que dieron origen a la época neoliberal a finales de los 70 y principios de los 80, siendo desde entonces sus principales representantes, impulsores y defensores ante el mundo. Además, por si quedaba alguna duda del origen de esta crisis global, ha sido la propia ONU la que no ha tenido más remedio que reconocer, a través de un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo (UNCTAD), el tremendo fracaso que el neoliberalismo ha supuesto a todos los niveles en la economía mundial: “el laissez-faire de los últimos 20 años, inspirado por un fundamentalismo de mercado, ha fracasado estrepitosamente” (UNCTAD, 2009). Las razones de este fracaso debemos buscarlas, entre otros asuntos mencionados en el informe, en: “la fe ciega en la eficiencia de los mercados financieros desregulados y la inexistencia de un sistema financiero y monetario basado en la cooperación que generó la ilusión de que las operaciones financieras especulativas en numerosos ámbitos podían rendir ganancias sin riesgo y otorgaban licencia para el derroche (…) lo que ha favorecido la aparición de instrumentos financieros "innovadores" sin vinculación alguna con actividades productivas en el sector real de la economía.” (UNCTAD, 2009). El resultado de estos “juegos neoliberales” es, pues, el ya conocido por todos: la mayor crisis económica y financiera internacional que se recuerda desde el crack de 1929.

Pero no basta con centrar nuestra atención en la debacle económico-financiera del mundo desarrollado. Eso casi es lo de menos, es, simplemente, el primer eslabón de una cadena cuya podredumbre se acrecienta a medida que se va extendiendo hacia los niveles inferiores . El desmoronamiento del sistema financiero internacional, la estrepitosa caída del modelo neoliberal aplicado a los mercados financieros internacionales, ha traído consigo también otra serie de consecuencias que han afectado brutalmente a la estabilidad y el desarrollo económico internacional (sobre todo en los países empobrecidos), como es, por ejemplo, el aumento indiscriminado del precio de los alimentos básicos en los últimos años. Los grandes inversores internacionales, al darse cuenta que la burbuja financiera estaba en plena decadencia, que las ganancias allí eran ya prácticamente imposibles, movieron sus inversiones hacia aquellos otros mercados que pudieran satisfacer sus avariciosas pretensiones. Concretamente hacia aquellos mercados que en el momento de explotar la burbuja financiera presentaban una tendencia clara al alza de los precios, requisito imprescindible para dar rienda suelta a la especulación en busca de ganancias rápidas y cuantiosas, tal cual es la lógica de extremada avaricia y desenfrenada codicia que domina los mercados en el marco de una esfera neoliberal. Estos mercados, para desgracia de la humanidad, no eran otros que el mercado energético y el mercado de alimentos, dos mercados que afectan de manera fundamental en el desarrollo y la calidad de vida de los países empobrecidos, especialmente en aquellos países, la mayoría, que no cuentan con intereses económicos en ellos. Como bien se sabe, la consigna esencial del neoliberalismo es “dejar hacer a los mercados”. Pero los mercados no son entes autónomos que funcionan por sí mismos. La famosa mano invisible no es ningún ente metafísico situado más allá del mundo, no. Tras los mercados se encuentran simplemente las manos de los ofertantes y los demandantes. Cuando la especulación se convierte en la norma que regula la oferta y la demanda, el “dejar hacer a los mercados” es simplemente un “dejar ganar dinero a los especuladores, cuanto más, mejor”, sin importar para nada los costes sociales o ambientales que se puedan generar a consecuencia de ello, sin importar de ningún modo las externalidades de tales ganancias. Pero el precio de estas externalidades es demasiado inhumano cuando de lo que estamos hablando es de alimentos, es decir, del sustento básico para miles de millones de personas pobres en todo el mundo. Nada de eso importó al neoliberalismo y sus apologetas. Los Estados “dejaron hacer” a los especuladores en el mercado de alimentos, de igual modo que antes habían “dejado hacer” en el mercado financiero y en el mercado inmobiliario. En consecuencia, a mediados de 2008, una vez el mercado financiero y el mercado inmobiliario habían quebrado internacionalmente, el mercado alimentario recogía la pelota lanzada durante los últimos años por los especuladores a su tejado, con unos resultados dramáticos: “Esto fue lo que produjo como de repente unas subidas espectaculares en los precios de los productos básicos en todo el planeta ante la perplejidad de la gente y ante la pasividad de los gobiernos que, como hasta entonces, dejaron hacer a los especuladores. Con tal de ganar dinero, a los bancos y los especuladores no les importa provocar la muerte de cientos de miles de personas pobres” (Torres López, 2009).

Los precios de los alimentos básicos en los mercados internacionales alcanzaron en 2008 sus niveles más altos de los últimos 30 años, y amenazaron así la seguridad alimentaria de la población pobre en todo el mundo. Desde marzo de 2007 hasta mayo de 2008, el valor de los productos lácteos subió un 80%, el de la soja un 87%, y el trigo, un 130%. En 2007 y 2008, debido principalmente a estos precios altos, otros 115 millones de personas fueron empujadas al hambre crónica (FAO, 2009). El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola estima que por cada aumento de un 1% del coste de los alimentos de base, 16 millones de personas se pueden ver sumergidas en la inseguridad alimentaria (BM, 2008). Nada de esto, repetimos, importó al neoliberalismo y sus apologetas. En consecuencia, entre principios de 2003 y mediados de 2008, el precio de los alimentos comercializados internacionalmente aumentó un 138% (BM, 2008). O, lo que viene a ser lo mismo, si, según estimaciones de la FAO (2008), el número de personas hambrientas el mundo era ya en 2007 de 923 millones, habiendo aumentado en 80 millones desde el período de referencia 1990-92, en la actualidad, tras la subida desorbitada en los precios de los alimentos entre 2007 y 2008, la cifra se ha de aumentar nuevamente hasta los más de 1.000 millones de personas que podrían padecer hambre crónicamente para finales de 2009, de acuerdo a lo que estarían indicando las últimas proyecciones del BM (2009). Concretamente, el Programa Mundial de Alimentos (PMA, 2009) ha cifrado para el mes de septiembre de 2009 el número total de personas que pasan hambre en el mundo en los 1020 millones, una cifra nunca vista con anterioridad y que supone un desagradable record histórico, a la par que la ayuda alimentaria para los países en desarrollo se ha visto disminuida significativamente desde la llegada de la crisis actual a los países desarrollados: “Hoy hay más personas con hambre y menos asistencia alimentaria de la que hemos visto en décadas. El número de personas que padecen hambre pasará, por primera vez en la historia, los 1 mil millones este año, mientras el flujo de asistencia alimentaria estará en su nivel más bajo de los últimos 20 años” (PMA, 2009). Esto echaría por tierra todos los logros alcanzados durante los últimos años en la lucha contra la malnutrición, una vez se pusieron en marcha los Objetivos del Milenio (ONU, 2000). Esto además se traduce también en una cifra verdaderamente escalofriante: cada 24 horas mueren de hambre 100.000 personas en el mundo, 30.000 de ellas niños menores de 5 años de edad (Social Watch, 2008). Suficiente para hacer reflexionar a cualquier persona con un mínimo de consciencia social, insuficiente, claro, para que los especuladores neoliberales hagan lo propio. El neoliberalismo entiende únicamente de ganancias y beneficios: la vida de las personas también tiene un precio, siempre y cuando dé beneficios a los especuladores neoliberales.

El actual huracán económico, pues, se ha llevado ya por delante buena parte de los logros alcanzados tiempos atrás por algunos países en desarrollo en materias sensibles de tipo social, así como ha arrasado con casi la mitad de la riqueza mundial. En consecuencia, está provocando también en casi todo el planeta, además de lo ya apuntado respecto de los alimentos, el hambre y otros asuntos, el cierre de fábricas y la explosión del desempleo, amén de una escalada proteccionista en las economías desarrolladas que no hace sino dificultar aún más la situación de los países de la periferia. Causa de pobreza, de angustia y de exclusión social, la lacra del desempleo se extiende por todo el mundo. En EEUU, en China, en la Unión Europea, en Latinoamérica, en el África Subsahariana, en Asia del Sur; en todos los rincones del planeta. Las empresas han dejado de contratar personal, y muchas están despidiendo a un número considerable de sus trabajadores/as. Según datos de la OCDE (2009), organización que integra a las economías de 30 de los países más ricos del planeta, la tasa de desempleo de la zona de la OCDE fue del 8,5% en julio de 2009, 2,4 puntos porcentuales más alta que un año atrás. En la zona euro, la tasa de desempleo fue del 9,5% en julio de 2009, 2,0 puntos porcentuales más que en julio de 2008. Para los Estados Unidos, la tasa de desempleo para agosto de 2009 fue de 9,7%, 3,5 puntos porcentuales más que el año anterior, y así sucesivamente en todos los países que integran la organización. Mención especial para el caso del Estado Español, país que tiene la tasa de desempleo más elevada de todos los países miembros. De 2007 a 2009 la tasa de desempleo se ha duplicado en España, pasando de un 8,3% en 2007 a un vertiginoso 17,9% en el segundo trimestre del año en curso. Otros aumentos significativos, con índices de desempleo que se han triplicado en apenas año y medio, se han acaecido en países como Irlanda (segundo país con una mayor tasa de desempleo en la zona, pasando de un 4,6% en 2007 a un 11,9% en el segundo trimestre de 2009) o Islandia (de un 2,3% en 2007 a un 7% en el segundo trimestre de 2009), no hace tanto países que eran presentados por los apologetas del neoliberalismo como verdaderos ejemplos de la eficiencia neoliberal. A escala mundial, en 2008 se estimó que un 6% de los trabajadores del mundo no estaba trabajando sino buscando trabajo, porcentaje que en 2007 era ya del 5.7% (OIT, 2009). Las predicciones para 2009 no son en absoluto halagüeñas. En una primera hipótesis sobre la evolución más pesimista, se advertía que la tasa de desempleo podría llegar al 7,1%, lo que equivaldría a un aumento de más de 50 millones de desempleados en el mundo respecto de 2007 (OIT, 2009). Sin embargo, estas primeras previsiones de la OIT parecen haberse quedado cortas. En una segunda revisión del informe, presentada en mayo de 2009, la OIT aumentó las previsiones de desempleo global hasta el 7,4%, con un aumento de casi 60 millones de desempleados en apenas dos años. Hasta un total de 240 millones de trabajadores en todo el mundo podrían encontrarse sin empleo a finales de 2009.

Por supuesto, y aún a pesar de que es la propia OIT la que estima que hasta un 40% del empleo perdido podría concentrarse en los países del G7 (grupo de países más industrializados del mundo), son las clases trabajadoras de los países empobrecidos quienes en mayor medida sufren las consecuencias de este aumento indiscriminado del desempleo a nivel mundial. Ya no sólo porque estas regiones empobrecidas se mantienen en tasas de desempleo preocupantemente altas (el mencionado informe de la OIT -2009- señala que a finales de 2008, el Norte de Africa y Oriente Medio seguían teniendo las tasas más elevadas de desempleo, del 10,3% y el 9,4% respectivamente, seguidas por Europa central y Sudoriental -países no pertenecientes a la UE- y la Comunidad de Estados Independientes –CEI-, con un 8,8%, el Africa subsahariana con un 7,9% y América Latina con un 7,3%), viendo incluso como estas tasas irán en aumento durante 2009, sino por la situación de vulnerabilidad y precariedad laboral a la que se ven abocadas sus clases trabajadoras a consecuencia de ello. En muchos países en desarrollo bastante más de la mitad de la fuerza de trabajo está empleada en condiciones que no se compadecen con las que caracterizan a un trabajo decente. En el África subsahariana (la región más pobre del mundo), por ejemplo, para el 2007 casi 3/5 de las personas empleadas caen en la categoría de trabajadores extremadamente pobres (viven con menos de 1,25 US$ al día) y más del 75% de los trabajadores de esta región tenían un empleo vulnerable. En Asia del Sur, para ese mismo año 2007, un 47,1% de los trabajadores se encontraban en situación de extrema pobreza, y más de un 77% tenían un empleo vulnerable. Sólo en esta región asiática se estima para el 2009 un aumento de hasta el 13% en el número de trabajadores que caerán en situación de extrema pobreza. En general para 2009 se calcula un aumento en el número de trabajadores extremadamente pobres de hasta el 6,1% a nivel mundial, lo que situaría la tasa en el 26,8% (más de 800 millones de trabajadores, prácticamente todos ellos en el mundo “subdesarrollado”) (OIT, 2009). A todo esto le debemos sumar también que las estimaciones en relación a la vulnerabilidad laboral de los trabajadores con empleo hablan de un aumento de hasta el 2,3%, lo que situaría la tasa en un 52,9% a nivel mundial (más de 1600 millones de trabajadores). Además, el número de trabajadores pobres, es decir, personas que no ganan lo suficiente para mantenerse a sí mismos y a sus familias por encima del umbral de la pobreza de 2 US$ al día por persona, puede aumentar también este año hasta alcanzar un total de 1.400 millones, lo cual representaría el 45,4% de los trabajadores mundiales (OIT, 2009). Ya ni siquiera se puede decir que ostentar la condición de trabajador en activo es garantía alguna de calidad de vida, especialmente, como se ve, en los países empobrecidos. Si a todo lo anterior le sumamos además el hecho sabido del desmantelamiento de las prestaciones por desempleo y otros modos de protección social y laboral llevados a cabo por las políticas neoliberales en un importante número de países subdesarrollados, pueden juzgar ustedes mismos la situación en la que quedan las clases trabajadoras de estos países ante el panorama económico actual.

Por otro lado, en 2008 el Banco Mundial publicó unas nuevas estimaciones sobre la pobreza mundial, basadas en los resultados del Programa de Comparación Internacional (PCI). El nuevo umbral de pobreza se ha establecido ahora en 1, 25 dólares de ingreso diario, a precios de 2005, que es el umbral promedio para los 15 países más pobres del mundo. Pues bien, según estas nuevas estimaciones, en los países en desarrollo 1.400 millones de trabajadores viven en la pobreza extrema (950 millones según las estimaciones anteriores) (BM, cit. en OIT, 2009). Para colmo, en estas nuevas estimaciones del BM no se refleja aún el efecto del aumento de los precios en los alimentos básicos a partir de 2005. Si ya en ese 2005 había en el planeta más de 2600 millones de personas que vivían con menos de 2 US$ al día (Millet y Toussaint, 2009), las cifras que se han de publicar próximamente al respecto deben ser sencillamente espeluznantes. Si, siguiendo por esta línea de investigación, nos vamos a un análisis comparativo de la pobreza extrema en algunas de las regiones menos desarrolladas del planeta entre los años 1981 y 2004 (años duros de la utopía neoliberal), los resultados son bastante significativos y, por supuesto, demostrativos de la pesadilla que el neoliberalismo ha supuesto para los países en desarrollo. En 1981, las personas que vivían con menos de 1 US$ al día en el África Subsahariana eran 214 millones, en 2004 había ya 391 millones. Para el Asia del Sur, en 1981 había 548 millones, en el año 2004, 596 millones (Millet y Toussaint, 2009). Todo ello a pesar de que la doctrina oficial del FMI y el BM suele hacer gala del supuesto descenso acecido en los niveles de pobreza extrema a nivel mundial durante las últimas décadas (una disminución cercana al 25%, a un ritmo de un 1% entre 1981 y 2005), obviando que gran parte de esa reducción se ha dado en países del tamaño de China y la India, países que, como es sabido, no se plegaron a los designios de los planes estructurales marcados por estas instituciones financieras internacionales. Si quitásemos de estas cifras los logros alcanzados en esta materia por las dos economías mencionadas, la reducción real de la pobreza extrema en el mundo resulta ser prácticamente nula, habiéndose visto aumentada incluso en aquellas regiones que más necesitadas estaban ya en 1980 de tal reducción. Por tanto, ni este dato, ni el argumento del aumento poblacional, pueden tapar la violencia de las cifras presentadas en regiones como el África Subsahariana o Asia del Sur, las regiones más pobres del planeta y, consecuentemente, más necesitadas de la aplicación de políticas eficaces para el desarrollo y para la disminución de la pobreza. También en América Latina el número de personas en situación de pobreza extrema aumentó durante el periodo neoliberal, pasando de 42 millones en 1981 a 46 millones en 2004 (Millet y Toussaint, 2009). El neoliberalismo, pues, no sólo no ha tenido ningún efecto positivo de cara a la reducción de la pobreza mundial, sino que ha supuesto un agravante para la misma, alzándola a sus niveles más elevados de toda la historia: “La relación entre la liberalización comercial y la erradicación de la pobreza se ha sometido recientemente a un riguroso examen tanto por las organizaciones internacionales como por la comunidad académica (…) las políticas de liberalización comercial han afectado a las perspectivas de reducción de la pobreza de los países en desarrollo” (ONU, 2005). Sus trágicas consecuencias son las ya comentadas.

Y por si todo lo dicho no fuese poco, se prevé también que el déficit total de financiamiento de los países en desarrollo para este mismo año 2009 se ubicará entre los 350.000 millones y los 635.000 millones de US$ (BM, 2009). La deuda externa de los países en desarrollo se sextuplicó durante el periodo neoliberal que va desde 1981 a 2007, pasando de 54.000 millones de dólares en 1981, a 336.000 millones en 2007 (Millet y Toussaint, 2009) y, como se ve, sigue en aumento. Lamentablemente, aunque como macabro resultado lógico a todo lo anteriormente expuesto, para este año 2009 se prevé igualmente un fuerte aumento de la mortalidad infantil debido a la disminución en las tasas de crecimiento de los países. Entre 1,4 millones y 2,8 millones más de bebés pueden morir en los próximos cinco años si persiste la crisis (BM, 2009). Pero si hay algo que ejemplifica a la perfección cuál ha sido el efecto devastador que las políticas neoliberales han tenido en el ámbito de la economía globalizada para con los países en desarrollo, eso son los datos acerca de la distribución mundial de la riqueza: para el año 2000 el 2% de los adultos más rico en el mundo poseía ya más de la mitad de la riqueza global de los hogares. En esa misma fecha, el 1% de adultos más ricos poseía el 40% de los activos globales, así como el 10% de los adultos más ricos contaba con el 85% del total mundial. En contraste, la mitad más pobre de la población adulta del mundo sólo era dueña del 1% de la riqueza global (UNU-WIDER, 2006). Es decir, la riqueza mundial está sumamente concentrada en Norteamérica, Europa y los países de altos ingresos en el área de Asia-Pacífico; en el mundo desarrollado, y, dentro de ellos, a su vez, en manos principalmente de sus élites económicas. La población de estas naciones posee colectivamente el 90% de la riqueza total global (UNU-WIDER, 2006). Casi nada. Otros datos significativos a este respecto son los que se desprenden de un informe de la ONU sobre desigualdad social (2005), y que no vienen sino a demostrar aún más los devastadores efectos que las políticas neoliberales han tenido sobre las economías de los países en desarrollo según su propio papel dentro del sistema-mundo capitalista: El 86% de todos los bienes de consumo del mundo se quedan en manos del 20% de la población mundial. El 20% de los más pobres del mundo se reparten apenas el 1.3% de esos bienes. Los 20 países más ricos consumen el 45% de la carne y del pescado ofrecido por el mercado, y los 20 más pobres apenas el 5%. En materia de energía, los 20 países más ricos consumen el 58%, en tanto que los 20 más pobres sólo el 4% (ONU, 2005). Finalmente, otro dato interesante nos lo proporciona el índice de desarrollo humano (IDH). Para el año 2006, 107 países de los 177 que se recogen en la lista vivían por debajo del límite que marca una tasa de desarrollo humano alto (0,8 o más), 21 de ellos con un índice de desarrollo humano inferior a 0,5 (PNUD, 2007). En 1991 estos datos eran de 106 países sobre un total de 160 (PNUD, 1991). Es decir, en 15 años hay tan sólo un país menos en la lista de países con un IDH inferior al 0,8. Si a su vez miramos estos datos haciendo un análisis por regiones, los datos son aún más escalofriantes: ni un solo país de las regiones más pobres del mundo (África subsahariana, Así del Sur, etc.) ha conseguido en este tiempo pasar a formar parte del selecto grupo de países con un IDH superior al 0,8%. Significativo.

Así pues, si algunos economistas e historiadores latinoamericanos ya catalogaron en su momento a la década de los 80 como “la década perdida para el desarrollo”, habida cuenta del nulo crecimiento y desarrollo que tuvieron los países de América Latina y el Caribe durante esa década, podemos ahora hablar, a la vista de la situación actual y sus consecuencias, del periodo neoliberal en su conjunto, y para todo el mundo subdesarrollado, como de una “etapa perdida para el desarrollo”, una etapa en la cual no ha habido un solo país “subdesarrollado” capaz de haber encauzado de manera correcta los caminos del progreso económico, a la par que no son pocos los países que a día de hoy se encuentran en situación igual o peor que la situación a la que debían hacer frente allá por los años 80. Entre 1985 y 2000, tan solo 16 países en desarrollo crecieron más del 3%; 32 crecieron menos del 2%; y 23 sufrieron retroceso del PIB (Betto, 2001). Si tenemos en cuenta que el crecimiento del PIB es un dato bastante engañoso a la hora de reflejar el crecimiento real de un país en desarrollo (pues no tiene en cuenta la parte de ese crecimiento que va a parar a manos de las empresas extranjeras con inversiones en el país, o el precio a pagar por la devolución con intereses de los préstamos en el extranjero para la financiación de ese “desarrollo”), los datos hablan por sí mismos: el neoliberalismo no ha traído crecimiento alguno para los países en desarrollo, a la par que en no pocos de ellos se ha producido un decrecimiento. Otro detalle concreto de este retroceso nos lo proporciona un análisis del comportamiento que la renta per cápita de estos países ha tenido durante los años de apogeo del neoliberalismo. Los números concretos dependen de los datos que se utilicen pero, en líneas generales, la renta per cápita de los países en desarrollo creció aproximadamente un 3% anual entre 1960 y 1980, y solo 1,5% entre 1980 y el año 2000. Además, este 1,5% quedaría reducido al 1% si excluimos del promedio a India y China, que no han seguido, como se dijo antes, las políticas de libre comercio y las políticas industriales recomendadas por los países desarrollados (Chang, 2003). Consecuentemente, mientras que en las últimas cuatro décadas la renta de los 20 países más ricos casi se triplicó, alcanzando en el 2002 el nivel de 32,339 US$ por persona, en los 20 países más pobres creció sólo el 26%, para llegar a los 267 US$ (ONU, 2005), un promedio más de cien veces inferior al de los países desarrollados, y cuya diferencia entre unos y otros casi se ha triplicado en el periodo neoliberal. Si tenemos en cuenta ahora también que, como se ha dicho anteriormente, el aumento en la renta per cápita de los países en desarrollo creció a un ritmo de más del doble en los años que van desde 1960 a 1980 en comparación con los que abarcan las décadas de los 80 y los 90, los datos de la época neoliberal y sus efectos sobre el desarrollo de los países empobrecidos de la periferia hablan por sí mismos: nulo crecimiento interno acompañado, eso sí, de un aumento salvaje en las diferencias económicas que los separan de los países desarrollados del centro. Nunca antes en la historia las diferencias entre unos países y otros habían sido tan abismales en términos de PIB o de renta per cápita, paradigmas por excelencia de las mediciones neoliberales en cuanto a valorar el crecimiento económico de los distintos países se refiere. Sus propios paradigmas los delatan y los dejan en evidencia.

No es de extrañar, por tanto, que ya en el año 2005, antes incluso de la explosión de la crisis financiera internacional, en el mencionado informe sobre desigualdad social en el mundo, la ONU afirmase que: “La principal dinámica mundial que ayuda a entender las causas de las persistentes desigualdades se refiere a las políticas de liberalización implementadas por muchos países durante las dos últimas décadas. Estas reformas han sido aplicadas por países de todo el mundo y han tenido un gran impacto negativo en las desigualdades. (…)La liberalización financiera ha hecho que aumente la inestabilidad y la frecuencia de las crisis financieras, sobre todo en los países en desarrollo (…)La preponderancia de las corrientes especulativas a corto plazo en estos sistemas ha reducido la disponibilidad de recursos para la inversión productiva y ha creado nuevas restricciones para la política de desarrollo” (ONU, 2005). Neoliberalismo y desarrollo no parecen, pues, según lo percibe la propia ONU, y según demuestran los datos analizados, tener relación de sinonimia alguna. El sueño defendido por tantos estómagos agradecidos durante las últimas décadas acerca del neoliberalismo como doctrina económica bienhechora para con las economías de los países en desarrollo, ya no hay quien se lo crea. Más bien se puede hablar ya con toda claridad de pesadilla, una profunda y terrorífica pesadilla. El Neoliberalismo para los países en desarrollo es igual, entre otras calamidades, a más miseria, más desempleo, más pobreza, más hambre, más endeudamiento con el exterior, más desigualdades sociales y más concentración de la riqueza en manos de los poderosos países del Norte y sus clases más privilegiadas, que no son precisamente sus clases trabajadoras. Estamos entonces, qué duda cabe, si hacemos un análisis conjunto de todos los datos aportados hasta el momento, ante lo que podemos considerar la culminación de la historia de un fracaso anunciado: la historia del neoliberalismo como paradigma para el desarrollo de los países empobrecidos, por más que, como se ha dicho, los apologetas de estas doctrinas económicas hayan tratado por todos los medios de convencernos de lo contrario. Las cifras no admiten dudas ni engaños, son claras. La conclusión final también es sencilla: los pueblos empobrecidos tienen que abandonar desde ya el neoliberalismo y apostar decididamente por modelos alternativos para el desarrollo. Modelo que deben ir más allá de los estrechos márgenes otorgados por el capitalismo. Modelos que han de avanzar por la senda del desarrollo auto-centrado y el socialismo. No queda otra.

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PBI CRECERÍA SOLO 1% EN EL 2009

PBI CRECERÍA SOLO 1% EN EL 2009

Según Consensus Forecasts. Perú ya no tendrá el mayor crecimiento de la región. Piden al gobierno sincerar proyecciones oficiales pues generan incertidumbre en los agentes económicos. Este año la pobreza no se reducirá.

José Carlos Reyes, Diario “La República” 02/11/2009

Tal como ha venido sucediendo a lo largo de los últimos meses, las perspectivas sobre el avance de nuestra economía han ido disminuyendo. Es así que según el último informe de octubre –publicado la semana pasada por la consultora internacional Consensus Forecasts– estima que el PBI del Perú crecerá 1% en el 2009, y ya no 1.4%  como lo había proyectado en setiembre último.

Según las cifras oficiales, entre enero y agosto la economía peruana apenas ha crecido 0.11% (el INEI entregará las cifras de setiembre a mediados de este mes).

Perú ya no será el número uno

El Consensus Forecasts elabora sus proyecciones según una encuesta realizada a  las principales consultoras y bancos de cada país y del extranjero. En el reporte de octubre, el Perú dejó de ocupar el primer lugar en el ranking de las economías de la región con mayor crecimiento, lugar ahora ocupado por Bolivia (ver infografía).

Cabe indicar que la última proyección del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) estima un crecimiento del PBI de 2.2% para el 2009. El MEF ha ido reduciendo sus cálculos, pues a inicios de año estimaba que el PBI crecería 5%.

Al respecto, el economista Kurt Burneo recomendó al MEF sincerar sus proyecciones pues estas aún se mantienen muy por encima del consenso general de los analistas.

Refiere que los estimados del gobierno son incongruentes con la realidad y lo único que generan es incertidumbre entre los agentes económicos.

“El Consensus solo da un promedio, yo soy más cauto y estimo que el PBI este año crecerá entre 0.6% y 0.7%”, señaló Burneo.

El analista explicó que las empresas calculan su stock de inventarios de acuerdo con las proyecciones oficiales. “Pero si no hay certeza en las cifras y estas distan de la realidad, entonces los empresarios muestran cautela y la inversión privada puede caer”, refirió.

Evitar caer en el falso optimismo

Por ello puso como ejemplo el   caso de países como Chile, Brasil y México, donde sus gobiernos ya desde el año pasado sinceraron sus proyecciones para el 2009 (en algunos casos el PBI será negativo) para trabajar en políticas contracíclicas que atenúen esta caída.

“Pero acá se decía que estábamos blindados y recién a inicios de año se elaboró el Plan de Estímulo Fiscal, el cual recién empezará a tener efectos en el último trimestre del año”, apuntó.

La pobreza se estanca

Burneo agrega que debido a estos magros resultados este año la pobreza no se reducirá. Al contrario, por primera vez en siete años se reducirá el PBI per cápita. Es decir, la tasa de crecimiento del PBI será menor a la tasa de crecimiento de la población (cerca de 1.3%).

“Definitivamente este año la pobreza no se reducirá. Esperemos que el gobierno haya sacado lecciones y no vuelva a cometer los mismos errores en el 2010”, agregó el también ex director del Banco Central de Reserva (BCR).

Cifras

-2.2% caería el PBI de los países de la región este año, prevé Consensus Forecasts.

2.5% sería el crecimiento de la economía de Bolivia para este año.

Inflación se mantiene baja

Si bien todos los analistas coinciden en que a partir del último trimestre del año se notará una cierta recuperación en la producción económica, el real repunte solo dependerá de la evolución de la economía mundial y de la concreción de la política fiscal vía el Plan de Estímulo. Para el 2010, el Consensus Forecasts prevé que el PBI de Perú crecerá 4.2%.

La inflación, otro de los factores claves de la economía, parece estar controlada. Ayer el INEI reportó que en octubre el nivel de inflación fue de 0.12%. La variación acumulada entre enero y octubre es 0.04% y la variación anualizada en los últimos doce meses es 0.71%.

En el mes morado la inflación estuvo incidida por el alza del precio del pollo (12.4%) y el azúcar (5.6%). En el caso del ave, el mayor precio se debió a la menor oferta presentada.

ALZA DEL SALARIO MÍNIMO PARA TODOS

Consenso. debe ser también para los trabajadores Mypes. Incremento sería de   S/. 27.  Ministra de Trabajo se reunirá con los dirigentes la próxima semana.

José Carlos Reyes, Diario “La República”: 31.10.09

Los gremios de los trabajadores plantearán que el alza de la Remuneración Mínima Vital (RMV) beneficie a todos los sectores laborales y no se excluya a las Micro y Pequeñas Empresas (Mypes).

Así lo adelantó el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Julio César Bazán. “Los grandes empresarios de la Confiep dicen respaldar el alza de la RMV, pero ellos pagan sueldos por encima de ese nivel. En cambio piden excluir a las mypes, cuando son sobre todo ellas las que pagan el salario. Esto no puede ser”, sostuvo.

Sin embargo Bazán señaló que existe la voluntad de discutir el tema al interior del Consejo Nacional de Trabajo (CNT), entidad que agrupa a los gremios de trabajadores, empresarios y al gobierno.

Para que las mypes puedan sostener el alza de la RMV propondrán que el Estado genere mecanismos de compensación vía beneficios tributarios y apoyo crediticio.

Mypes están de acuerdo

Al respecto Rómulo Fernández, presidente del Consejo de Organizaciones de la Micro, Pequeña y Mediana empresa del Perú (Compymep)  señaló que no habría mayor problema para las mypes en asumir el alza de la RMV en S/. 27 pues ya el 80% de ellas pagan un salario por encima de ese nivel.

“Es saludable una medida como esta pues favorece el nivel de vida de los trabajadores”, refirió. 

Datos

Pago mínimo. Actualmente la Remuneración Mínima  Vital (RMV) asciende a  S/. 550. De aplicarse la fórmula gatillo solicitada por los gremios sindicales el aumento sería de S/. 27 y la RMV pasaría a S/. 577

Reunión.  La próxima semana los gremios sindicales se reunirán con la ministra de Trabajo, Manuela García, para plantearle sus propuestas. Luego se convocaría una reunión extraordinaria del Concejo Nacional del Trabajo (CNT).

PBI TAMBIÉN SERÁ NEGATIVO EN AGOSTO

PBI TAMBIÉN SERÁ NEGATIVO EN AGOSTO

Diario “La República” 12.10.09

Alerta. Habría caído entre -0,1% y -0.5%. Será tercer mes consecutivo en rojo. Técnicamente PBI no crecería este año, pues apenas avanzaría entre 0,5% y 1%, preven especialistas.

Jean Polo Martell.

A pesar de mostrar una leve recuperación respecto a meses anteriores (junio -2,1% y julio -1,4%), la actividad económica nacional correspondiente al mes de agosto aún continuará en cifras negativas, de acuerdo a los estimados del Servicio de Estudios Económicos del BBVA Banco Continental y el análisis de la consultora Macroconsult.

Cifras en rojo

En el primer caso, la entidad bancaria estimó que el Producto Bruto Interno (PBI) nacional habría retrocedido -0.1% en agosto, respecto a similar mes del 2008; lo que representaría su tercera caída consecutiva en lo que va del año aunque a un ritmo menor que lo registrado en los dos meses previos.

Y es que si bien la mayoría de indicadores de la producción nacional de agosto mantuvo sus cifras en rojo, éstas mejoraron en relación a lo observado en julio. De acuerdo al BBVA, una gradual recuperación de la industria (evidenciada por el uso de la capacidad instalada y la generación de la electricidad), habría comandado dicho crecimiento.

Manufactura sigue en picada

Las proyecciones de Macroconsult no fueron tan optimistas, pues señalaron que la economía nacional habría caído 0.5% en agosto. Ello se reflejaría en el comportamiento negativo de los sectores Manufactura, Comercio y el estancamiento del sector Otros Servicios.

Por su parte, Javier Zúñiga, profesor principal de Economía de la Universidad de Lima (UL), adelantó que el PBI de agosto mostraría cifras positivas “aunque muy leves”. De acuerdo al especialista “los rubros Construcción y Servicios, impulsarían este leve crecimiento”, indicó luego de pronosticar que para fin de año la actividad económica crecerá entre 0.5 y 1%.

“Sin duda Construcción será el que mejores cifras mostrará, con un 7 u 8%. Agricultura también cerrará el año favorablemente.

Sin embargo Pesca, Manufactura y Textiles Terminados; cerrarán negativamente el año”, indicó Zúñiga y agregó que nuestro país, junto con Panamá y Bolivia, serian los únicos países cuyo PBI mostraría cifras positivas finalizando el 2009, por encima de Brasil, Argentina, Chile y Mexico. “Todavía quedan meses para recomponer el gasto y así surta efecto el plan de estímulo económico”, añadió el economista.

Cifra

2.2% Es la proyección oficial de crecimiento del MEF para este año.

País con mayor desaceleración

José Oscátegui, docente de economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), no apostó por una recuperación tan significativa para fin de año y señaló que sus expectativas de crecimiento de la economía nacional “no superarán el 1%”. “El sector construcción liderará el avance, gracias al fomento de los créditos en grandes proyectos de infraestructura”, indicó Oscátegui.

El ex jefe de la Superintendencia de Banca y Seguro (SBS), Juan José Marthans,  el Perú será el país que maás se desacelere dentro de América Latina, pues pasará de crecer a una tasa promedio de 10% en el 2008 a menos de 1% en el 2009. “El MEF debería preparar un programa de contingencia desde este momento para no volver a cometer los mismos errores y evitar una segunda gran ola recesiva”, sostuvo Marthans.

VIII AND CGTP: PERSISTIR EN LA LUCHA, ACUMULANDO FUERZAS

VIII AND CGTP: PERSISTIR EN LA LUCHA, ACUMULANDO FUERZAS

APUNTAR A LA CONQUISTA DE UN NUEVO GOBIERNO Y DEL PODER

El viernes 25 de setiembre, en horas de la tarde se realizó en Lima la VIII AND de la CGTP a la que concurrieron representantes de las bases territoriales y sectoriales de la principal central sindical del país. Se  explicó la ausencia del compañero Secretario General Mario Huamán quien estuvo participando en el II Encuentro Sindical de Nuestra América que se realizó coincidentemente en esa misma fecha en Sao Paulo, Brasil.

Importantes conclusiones derivaron del informe central presentado por la Presidenta Carmela Sifuentes, que con aportes de los asistentes,  fue aprobado por unanimidad. Por considerarlo de interés para nuestros lectores reproducimos parte importante de dicho informe.

 

LA NUEVA ESTRATEGIA DEL GOBIERNO APRISTA

Como señalamos en la Asamblea anterior, la formidable batalla popular protagonizada por las comunidades nativas de nuestra Amazonía y respaldada solidariamente por nuestra central y vastos sectores del pueblo, con un alto costo social, donde murieron 24 policías y 10 compañeros indígenas y aún se encuentran personas desaparecidas, asestó un duro  golpe político al gobierno. 

No es poca cosa, haber logrado la caída del gabinete Simon y la derogatoria de la “Ley de la Selva” entre otros decretos privatizadores, demostrando que el modelo económico no es imbatible, como tampoco es poca cosa el haber colocado en el centro del debate político los problemas estructurales relacionados con lo étnico y la multiculturalidad, así como los ancestrales problemas de atraso y abandono de la Amazonía que están en la base de las justas protestas populares de las comunidades nativas.

Esa derrota ha obligado al gobierno y a la oligarquía nacional, así como a los organismos internacionales que dirigen desde el imperio la economía mundial, a modificar sus planes para enfrentar la amenaza que representa el ascenso de las luchas populares y el creciente descontento del pueblo frente a las políticas neoliberales.

Por tales razones el Mensaje presidencial del 28 de julio estuvo dirigido esencialmente a plantear los nuevos lineamientos estratégicos y tácticos del gobierno. El mismo que fue precedido del cambio del Gabinete, en el que se pudo apreciar una recomposición más derechista y represiva del gobierno, dirigida a la implementación de una “política de choque”; a ello siguió una serie de hechos relacionados con la llamada “refundación del Estado”, la reorientación de la ejecución presupuestaria, la modificación de la legislación electoral, y la profundización de la represión, aprovechando a su favor la acción criminal del narcotráfico y el senderismo. Lo que omitió  evidentemente, fue la lucha contra la corrupción y en cambio ratificó la profundización de la política privatizadora del patrimonio nacional. 

Los objetivos esenciales de la estrategia gubernamental,  apuntan principalmente a  neutralizar y dividir al movimiento sindical y popular  asegurando la continuidad del modelo e impidiendo por todos los medios un probable  triunfo de las fuerzas populares en los próximos comicios electorales de 2010 y  2011.

 

¿Cuáles son los elementos tácticos de esa estrategia gubernamental?

Estos son los siguientes:

1.- Profundizar la ofensiva contra las organizaciones sindicales y sus dirigentes, haciendo uso del aparato del Estado y la estructura del partido aprista para propiciar el paralelismo y la división.

2.- En ese mismo sentido, el gobierno pretende convencernos que las luchas sociales no obedecen a causas justas y reales sino a la acción desestabilizadora; bajo esos pretextos se impone una política represiva cada vez más dura contra el movimiento popular, al tiempo que se profundiza la legislación represiva y la persecución política y judicial a miles de dirigentes sindicales y políticos, como es el caso de Alberto Pizango y otros dirigentes.

3.- Parte de la llamada reforma del Estado que promete el gobierno aprista es también arrasar con los derechos laborales de los servidores públicos, a ello apuntan los DD LL que promueven los sistemas de contratación de personal con derechos recortados, CAS, la eliminación DL. 276 que ampara derechos de los trabajadores estatales para reemplazarlo con una legislación regresiva que liquida la estabilidad laboral y propicia el despido por la vía de las evaluaciones. Así mismo se crea el cuerpo de gerentes públicos, con sueldos dorados, mientras la mayoría de trabajadores languidecen con sueldos de hambre; además de restituir el Sistema de Servicio Civil bajo el control del APRA.

4.- Todo esto constituye una grave amenaza para los trabajadores estatales, los mismos que en esta grave situación no pueden darse el lujo de seguir divididos y enfrentados por cuestiones secundarias. Felizmente se están dando pasos hacia la unidad que esperamos se consoliden, y se exprese de manera contundente en el paro nacional del 30 de setiembre al que le brindaremos nuestro total respaldo y solidaridad.

5.- La estrategia del gobierno incluye también, las llamadas “reformas de segunda generación” que recomienda el BM, para acelerar las políticas privatizadoras, la reforma de primera generación minimizó al Estado y le quitaron sus funciones básicas, las de segunda pretenden privatizar la educación, vía la municipalización, la salud y la seguridad social, entregando los hospitales y los servicios básicos a manos privadas. Además se busca reducir el gasto público reduciendo costos laborales.

6.- Desde los Ministerios de Vivienda y Construcción, de la Mujer y de Transportes; así como de FONCODES, dirigido por Carlos Arana, discípulo de Mantilla, así como desde los gobiernos regionales apristas y pro apristas (Piura, San Martín, Lambayeque, Moquegua), desde SENCICO y las Gobernaciones apristas se viene implementando una sucia campaña contra la unidad de los trabajadores.

7.- En cuanto a las prácticas clientelistas, estas están relacionadas con la llamada “Descentralización popular” que se anunciara el 28 de Julio, que no es otra cosa  que el manejo centralista del gasto público, so pretexto que los gobiernos locales y regionales no han sido capaces de ejecutar el presupuesto que se les asignó, ocultando la responsabilidad del MEF que es el que entorpece el libramiento de las partidas. Lo cierto es que el gobierno ha  puesto en marcha una política dirigida a manejar el Presupuesto destinado al gasto social  a través de “Núcleos Ejecutores Vecinales”; al mismo estilo fujimorista, poniendo en manos de los activistas del gobierno los fondos públicos para hacer clientelismo, restándoles facultades a los municipios y dejando en el aire el Presupuesto Participativo. Esto evidentemente va a acrecentar la corrupción y los malos manejos de los dineros del estado. Frente a ello proponemos que el FONCODES pase a los municipios y que los Núcleos ejecutores sean administrados desde los gobiernos locales.  En suma, la reforma aprista del Estado no es más  que una maniobra para  disputar los sectores populares, explotando las múltiples necesidades y demandas de los pueblos olvidados del país.

8.- En ese mismo sentido el gobierno despliega sus esfuerzos para impedir la unidad de la izquierda y de las fuerzas progresistas, satanizando a los candidatos de oposición, mientras se impulsa una infame campaña mediática dirigida a identificar a la izquierda con el terrorismo y el narcotráfico, inflando la candidatura del fujimorismo y  promoviendo a los candidatos funcionales al sistema.

9.- Lo que se pretende con esta prédica macartista es desviar la atención de la contradicción central del momento que se da entre Continuismo y cambio  y polarizar falsamente al país entre “democracia” y “terrorismo”, de manera tal,  que todo aquel que se oponga al gobierno o luche por sus demandas es catalogado como terrorista o enemigo de la democracia.

 10.- Finalmente la estrategia del gobierno incluye la modificación de la legislación electoral para bloquear un probable triunfo de las fuerzas populares, elevando del 1 al 4% el número de firmas requeridas para inscribir a un partido o movimiento.

 

LA ESTRATEGIA DE LOS TRABAJADORES

¿Qué hacer desde nuestra Central y desde el movimiento popular organizado, para enfrentar y derrotar los planes del gobierno?

Se trata de oponer a la estrategia del gobierno la estrategia de los trabajadores y del pueblo. Ello implica los siguientes pasos:

a)    Renovar nuestros esfuerzos con miras a fortalecer nuestra organización y defender firmemente la unidad de nuestras bases sindicales, promoviendo la afiliación sindical, la capacitación y renovación de cuadros, elevando la conciencia y la disciplina clasista de los trabajadores.

b)     Redoblar la lucha contra el paralelismo y deslindar firmemente en el terreno ideológico y político con el sindicalismo corporativo que impulsa el gobierno, desenmascarando la estrategia gubernamental que se esconde bajo las prácticas del sindicalismo patronal. Asimismo debemos denunciar y encarar abiertamente la acción divisionista que se promueven desde los Ministerios, los gobiernos regionales y de otras dependencias adictas al gobierno.

c)    Combatir el “entrismo” y las tendencias anarquizantes que favorecen la división y los planes del gobierno y dan pretexto a la represión. En ese sentido debemos deslindar firmemente con los que pretenden conducir al movimiento sindical a posiciones aventureras.

d)    Construir una sola agenda nacional que nos permita articular y sincronizar las luchas sociales a lo largo y ancho del país. Actualmente por la geografía y los problemas estructurales, existen agendas diversas, regionales o sectoriales. La CGTP debe seguir jugando su papel articulador en el terreno programático, orgánico, estratégico y táctico, de dirección y de unidad en la acción. En ese sentido tenemos que seguir fortaleciendo las herramientas de las que hemos participado en su construcción (CPS, FNVS, frentes y movimientos regionales), evitando duplicar esfuerzos, mediante la reproducción irracional de muchos frentes. Desde nuestro punto de vista la CPS y el FNVS deben ser los espacios principales que cumplan esa función articuladora.

e)    Tener una correcta apreciación del momento político y la correlación de fuerzas existentes en cada momento de las luchas. Si bien es cierto existe un creciente descontento social, frente a la política del gobierno, y un incremento de los conflictos sociales, no debemos pasar fácilmente a la conclusión que estamos ante un clima de insurgencia popular al que correspondería de plano plantear consignas insurreccionales. En nuestro concepto lo que corresponde es persistir en la lucha, con una correcta estrategia de acumulación de fuerzas en el terreno ideológico, político y programático, sin perder de vista los objetivos estratégicos, que apunten a la conquista de un nuevo gobierno y del poder de los trabajadores y del pueblo. Solo es posible cambiar la actual situación y realizar las transformaciones que el país necesita desde el poder.

f)     Todo esto implica, fortalecer la integración regional de las luchas sindicales y populares. Como hemos dicho otras veces la actual crisis mundial, económica, energética, alimentaria, ambiental y de valores solo puede ser resuelta, mediante la integración y la acción conjunta de los pueblos del mundo, enfrentados al imperialismo. En ese sentido tenemos que trabajar con más ahínco en los espacios de la Comunidad Andina-CAN como son la Coordinadora de Centrales Sindicales Andinas-CCSA y el Consejo Consultivo Laboral Andino-CCLA. Defender con mayor firmeza el ALBA, y seguir dando batalla contra los TLCs además del deslinde ideológico y político. Luchar contra la militarización de la región, contra las amenazas golpistas que se han iniciado en Honduras, y contra las políticas represivas que buscan colocar al país dentro de3l marco de las políticas que dicta el imperio.         

g)    La movilización unitaria y el diálogo con resultados y soluciones, seguirán siendo nuestras formas principales de lucha; para ello la CGTP seguirá impulsando iniciativas y propuestas, para encarar los problemas del país. Si bien es cierto que el diálogo con el gobierno ha resultado infructuoso, ello no significa que no busquemos dialogar con otras instancias de gobierno regional o local, para buscar soluciones a los problemas. Es también indispensable que luchemos por fortalecer, la negociación colectiva y el ejercicio de la libertad sindical como herramientas fundamentales para que se atiendan  nuestras demandas.

h)    Hacer nuestra y participar activamente en las campañas por la generación y defensa del Trabajo Digno, convocadas a nivel mundial y a través de las cuales se plantea una gran cruzada por el trabajo con derechos y estabilidad para los trabajadores y las trabajadoras, sea esta su condición local ó de migrantes.

i)     Asumir con mayor énfasis la promoción de políticas de igualdad de derechos y oportunidades, que contemple una mayor participación de las mujeres y de los jóvenes en las tareas que la estrategia sindical actual demanda.

 

PLATAFORMA DE LUCHA

La Asamblea anterior aprobó una agenda para el periodo que sigue vigente a la que proponemos priorizar, buscando configurar una agenda nacional que contribuya a vertebrar las luchas a nivel de todo el país. Los temas centrales que debe contener nuestro plan de lucha, deben ser los siguientes:

1)    Aumento de sueldos, salarios y pensiones, como mecanismo de recuperación de la capacidad adquisitiva y reactivación de la economía,  en ese sentido se tome en cuenta el Plan de la CGTP denominado “En Defensa del Empleo y la economía Popular”.

2)    Defensa del Puerto de Paita y de todos nuestros puertos, del gas y la energía en general para los peruanos y del agua como un derecho humano.

3)    Retorno de los exiliados y cese de la persecución de dirigentes sindicales, populares y políticos.

4)    Demandar un Presupuesto Descentralizado, que priorice las inversiones en las regiones para generar empleo y promueva la inversión social de manera prioritaria.

5)    Exigir medidas tendientes a reactivar la economía, incentivando la demanda social, y la generación de empleo digno.

 

PLAN DE ACCIÓN

Para lograr atención a las demandas antes planteadas proponemos el siguiente Plan de Lucha ha desarrollarse en lo que resta del presente año:

1.    Participar en la Jornada Internacional por el Trabajo Digno convocada para el 7 de octubre por la Confederación Sindical Internacional-CSI y las centrales de América Latina y de nuestro país.

2.    Realizar una Jornada Nacional de Lucha en la primera quincena de noviembre con una plataforma que incluya los temas de presupuesto, aumento de sueldos y salarios, defensa de los puertos y del gas, derogatoria de los decretos represivos y el retorno de los exiliados, defensa de los derechos laborales, negociación colectiva, libertad sindical entre otros temas.

3.    Continuar con las acciones macro regionales, incluyendo como temas principales el  gas y los puertos, sumado a las demandas regionales específicas, promover plantones y movilizaciones, ante el Tribunal Constitucional y el Congreso, continuando con los debates en diversos Foros sobre Presupuesto, soberanía energética, seguridad alimentaria y por la defensa de los recursos naturales y del agua.

4.    Respaldar resueltamente la lucha de los trabajadores  estatales,  promoviendo una auténtica reforma del Estado y desenmascarando la reforma aprista que apunta a liquidar los derechos de los trabajadores y terminar de rematar el país. Vinculado a ello debemos impulsar desde la CPS una campaña por una nueva Constitución que siente las bases de una verdadera reforma del Estado.

5.    Respaldar la huelga de los trabajadores telefónicos en defensa de los usuarios y por su pliego de reclamos con 9 meses sin resolver, de la FENDUP por la homologación de sueldos, de los trabajadores mineros en lucha, de las enfermeras, personal médico y administrativo de ESSALUD por la defensa de la libertad sindical, de los trabajadores del sector salud y de la universidad Cayetano Heredia  apoyando sus demandas. Rechazamos igualmente la intervención de las universidades bajo pretexto de presencia terrorista.

6.    Impulsar el deslinde ideológico con el sindicalismo amarillo, y encarar firmemente a las bandas delincuenciales, en tal sentido desenmascarar los propósitos que encierra el llamado a constituir los “sindicatos del siglo XXI” que se han empezado a promover desde el Ministerio de Trabajo.

7.    Respaldar la lucha de los trabajadores de los complejos azucareros del norte que vienen enfrentando la ofensiva de los empresarios que pretenden despojarlos de sus tierras y sus derechos como es el caso de Andahuasi de propiedad de los Wong, y otros.

8.    Respaldar la lucha que libran los trabajadores y el pueblo de Islay, Arequipa, en defensa de las aguas y del medio ambiente, contaminado por la minera Southern-Perú propietaria de la mina Tía María. Asimismo respaldar  al pueblo de Cajamarca que retoma la lucha por las aguas del Quilish, nuevamente amenazada por la minera Yanacocha.

9.    Respaldar la lucha de los productores agrarios, y de los pequeños y medianos industriales que enfrentan el impacto lesivo de los TLC.

10.   Rechazar la permanente campaña de la seudo-evaluación para el magisterio peruano, así como la privatización de la educación a través de la municipalización.

11.   Exigir la atención inmediata a los compañeros despedidos por la dictadura fujimorista.

12.   Participar activamente en la Primera Conferencia Internacional de la Juventud Sindicalista.

13.   Apoyar la campaña nacional de exigencia al gobierno de proveer en el presupuesto del 2010, los recursos necesarios para la protección de la infancia y la creación de un programa presupuesta para este fin.

14.  Exigir la aprobación y promulgación de la Ley General del Trabajo, la Ley Procesal de Trabajo y la Ley de Libertad Sindical que restituya los derechos conculcados a los trabajadores.

 

 

 

EN DEFENSA DEL EMPLEO Y LA ECONOMIA POPULAR

EN DEFENSA DEL EMPLEO Y LA ECONOMIA POPULAR

PROPUESTA DE LA CGTP FRENTE A LA CRISIS INTERNACIONAL

1.- Presentación

La Confederación General de Trabajadores del Perú realizó en el mes de noviembre último un seminario para analizar las consecuencias de la crisis mundial. Las conclusiones a las que arribamos fueron de carácter público y han sido luego discutidas y sistematizadas por nuestro Secretariado Ejecutivo para formular una propuesta que enfrente la crisis.

Los delegados al Consejo Nacional del Trabajo, han formulado con esos lineamientos una versión más detallada específicamente para el sector trabajo, esta sigue en debate, su continuación está condicionada, por acuerdo de las cuatro centrales, al resultado de la discusión del salario mínimo.

Entre los meses de febrero y marzo hemos enriquecido sustancialmente nuestros puntos de vista con la participación de los economistas del mundo del trabajo convocados por la CGTP. A ella se han sumado expertos laboralistas que han revisando el plan para dar mayor sustento legal a lo discutido. Los enfoques e informaciones que hemos recogido de los documentos y opiniones de los técnicos de la OIT han sido de gran utilidad, a todos ellos nuestro reconocimiento.

La propuesta aquí plasmada, difiere de la lógica que postula simplemente dejar que “el mercado se regule solo”. Ciertamente está en discusión la relación Estado – Mercado. La crisis ha puesto al descubierto que el paradigma que privilegia a las exportaciones en desmedro del mercado interno, idea que parte del falso supuesto que el mercado mundial es infinito ha fracasado. Hay que volver a discutir la relación entre mercado interno-externo. La experiencia señala que a mayor mercado interno, mejor es la situación para enfrentar la crisis.

 

2.- El escenario previsible

El debate entre los analistas sobre los escenarios futuros, podemos concentrarlo en dos posiciones, aunque ambas coinciden en que el Perú se verá afectado, las diferencias radican en los sectores que más van a sufrir mas severamente los efectos de la recesión mundial. Las distintas visiones se explican en que cada una tiene diferentes valoraciones del grado de inserción de nuestra estructura financiera y productiva en el mercado mundial.

De otra parte, no hay seguridad en los planes de salvataje en los países desarrollados. Que estos funcionen depende, también de un factor psicológico, si la crisis se prolonga demasiado, habrá también crisis de confianza y por reacción natural los agentes lejos de gastar o invertir van a preferir acumular, ahorrar y si este efecto se mantiene en los agentes financieros el ahorro no se convertirá en inversión.

En el caso de nuestro país, hace falta saber hasta dónde se seguirá ajustando la proyección del PBI, ahora el crecimiento previsto es de 5% ello es relevante para saber si un paquete del 2% del PBI es suficiente o no. Mientras los sectores productivos han reportado sus proyecciones de inversión para el próximo año, no existe mayor información sobre sus planes de contingencia en caso que se agudice la crisis.

Según los reportes de las autoridades económicas peruanas hoy se registra en el país una caída de la demanda interna, especialmente del consumo privado y del ingreso de divisas por reducción de las exportaciones especialmente textiles, y por el incremento de las importaciones, simultáneo a una caída del PBI en los sectores de la minería metálica y no metálica, manufactura fabril de recursos no primarios, agroindustria, comercio y servicios, lo que proyecta una caída del PBI a niveles inferiores al registrado en el 2008 y un deterioro en los términos de intercambio o balanza comercial. Si esto llega a suceder, a pesar de las fortalezas que tenemos en el Perú por las divisas acumuladas, estas pueden resultar insuficientes. Mientras tanto, existe incertidumbre sobre el curso que siga el tipo de cambio, por cuanto este puede resultar una restricción para los planes de crecimiento.

Las AFP han caído sin ningún control. El apoyo del Estado permite un grado de concertación enorme. Hay que poner atención en este tema ya que los que están próximos a la jubilación no recuperarán sus fondos.

Se ha puesto a la vez en evidencia en nuestro país un encarecimiento de las líneas de crédito comercial e hipotecario y mayores restricciones para sus colocaciones, aunque no de liquidez, que afecta el desarrollo de una política expansiva de la inversión privada, acentuada además por las restricciones de línea de crédito del exterior. El BCR ha reaccionado con una rebaja de la tasa de referencia en 0.25 %

Según los últimos reportes la inflación anualizada supera casi en el triple las proyecciones fijadas por las autoridades fiscales. Es más, todo indica que la inflación sufrida meses atrás se estabiliza hacia arriba, la renuencia de los que controlan ciertos precios como los alimentos elaborados hacen perder capacidad de compra a la población en general, siendo las madres de familia y sobre todo las mujeres jefas de hogar quienes tienen que lidiar con esta situación.

Ya se registra una reducción de los ingresos corrientes especialmente tributarios a favor del Gobierno Central (16 % en enero), es previsible una desaceleración de la recaudación especialmente del Impuesto a la Renta (-19 %) y del Impuesto General a las Ventas a causa del decrecimiento del PBI y de las utilidades, al mismo tiempo que un incremento en la morosidad especialmente de los medianos y pequeños contribuyentes.

El crecimiento del empleo, que llegó a 10% en junio ha sido lo más novedoso de esta década. Un crecimiento del empleo durante 80 meses,  es nuevo. Tomar en cuenta este antecedente es relevante ya que, siendo un hecho, una inminente desaceleración de la economía en el país, es previsible que esta se extienda sobre los otros precios de la economía. Para apreciar el impacto que tendrá la crisis sobre el empleo y los salarios hay que tener en cuenta que en las empresas agroindustriales ya despidieron a miles trabajadores. También se registran alrededor de 8 mil despidos en la minería y la tendencia es similar en la industria textil que ya contabiliza más de 20 mil trabajadores en paro.

Como se puede apreciar hay más de un sector afectado que es intensivo en mano de obra y que provee de empleo de manera equitativa a varones y mujeres, por lo que un enfoque de género en las soluciones es imprescindible.

 

3.- Nuestra apreciación sobre los planes del gobierno para encarar la crisis.

Como se puede apreciar no compartimos el escenario triunfalista de quienes minimizan los efectos de la situación ya que los vaticinios han ido reduciendo sus expectativas. Como se recordará al inicio de la crisis el presidente García proyectaba un crecimiento entre el 6.8 y 7 %; en las últimas semanas esos augurios optimistas han ido decreciendo; hoy el ministro Carranza calcula llegar a un crecimiento del 5%. Este insólito realismo va a la par con las cifras replanteadas por la CEPAL y el FMI para América latina, región en la cual, si bien el único país con crecimiento negativo es México, no se crecerá a los niveles anteriormente previstos sino entre 1.9 y 2.8 % en promedio. En general todas las regiones siguen reajustando sus previsiones a la baja y cada vez son más alarmantes las noticias acerca de las pérdidas de empleo en las regiones del primer mundo.

Por ello, aun cuando coincidimos con el gobierno en la necesidad de un plan que mantenga los mayores niveles de crecimiento, tenemos una posición de crítica al “plan anti-crisis” ya que este, debería contar con un cronograma que recupere los meses que se demoró en ser presentado, De otra parte es necesario precisar cifras porque de los 10 mil millones de soles anunciados, al menos el 40% ya estaba programado presupuestalmente.

El plan puede resultar inequitativo porque mayoritariamente se concentra en inversiones públicas orientadas a grandes empresas y en mejorar las condiciones de este sector, prestando poca atención a la agricultura y las MYPES, donde trabajan la mayoría de peruanos, igualmente por no atender el empleo y los salarios, y mantener un gasto social reducido. Finalmente urge eliminar los riesgos que agravarán el desequilibrio externo.

 

LA PROPUESTA DE LOS TRABAJADORES

 

1.- Objetivos

Nuestra propuesta va dirigida esencialmente a proteger a los sectores más pobres y desprotegidos del país, evitando el aumento en las cifras de pobreza y mejorar las redes de protección social, la educación y la salud. La defensa del empleo y los salarios, es también un objetivo fundamental, así como el aumento del gasto social. Esta debe ser una política efectiva destinada a evitar una recesión económica y dar apoyo a los pobres, hombres y mujeres, golpeados por la crisis. Ello debe propiciar la concurrencia de todos los peruanos en el esfuerzo común de enfrentar la crisis y evitar que los conflictos sociales se multipliquen y agudicen, poniendo en riesgo la gobernabilidad y la inversión.

 

2.- Política social

Dos tipos de programas sociales son necesarios. En aquellas zonas donde se están perdiendo empleos masivamente, proponemos programas que combinen la necesidad de las familias de tener un sostén económico con la mejora de la infraestructura pública, mediante la construcción y mejora de caminos rurales, infraestructura de riego, colegios y centros de salud pueden generar cientos o miles de empleos temporales. Por otro lado, para campesinos y ganaderos, un empleo temporal no es la mejor solución: ellos no pueden descuidar sus cultivos y sus animales. En estos casos proponemos programas de transferencias en dinero, el Programa Juntos puede ser más efectivo. En los distritos rurales golpeados por la crisis donde no hay Juntos, debería establecerse con prontitud. Donde ya existe y hay ganaderos afectados, el programa podría ampliarse temporalmente para las familias sin hijos. De esta manera, se evita que estas familias pobres se vean obligadas a vender a precio de remate los animales que con tanto esfuerzo han juntado, o que los niños sean sacados del colegio para trabajar. En aplicación de estas alternativas la experiencia ha demostrado que las mujeres son más eficaces en la administración de ingresos.

La salud y la seguridad social para los ancianos, que son políticas sociales que debieran ser permanentes, ahora se vuelven más necesarias. Las familias que ya en tiempos normales requieren hacer un gran esfuerzo para comprar sus medicinas, están mucho más en riesgo cuando hay desempleo. Si hay un año en el cual la seguridad social, en salud y pensiones, debería reforzarse, es precisamente éste, el 2009. Hacer realidad un aseguramiento universal en salud que brinde buena atención de manera gratuita y dar pensiones a los ancianos pobres con dinero del estado, son dos buenas alternativas.

Proponemos que se estudie como promover pensiones a los ancianos que no perciben ingresos, retribuir los fondos de FONAVI, retribuir a los beneficiarios de la cuarta lista de despedidos, estas son medidas que van en la dirección correcta, así como mayor impulso al plan de reconstrucción a la zona sur afectada por el terremoto.

 

3.- Política Fiscal

No obstante el drástico ajuste efectuado al Presupuesto de la República 2009, las recientes medidas dispuestas por el Gobierno para acelerar la inversión y el gasto público mediante la asignación de 10,032 millones de soles con énfasis en obras de infraestructura y con recursos adicionales del Tesoro, no garantizan por si solo su realización debido a la dispersión administrativa, a las barreras de contratación existentes y poca capacidad gerencial del Estado para la ejecución.

Si tenemos en cuenta que la inversión pública justifica apenas el 20 del PBI, no está claro que su impacto alcance para dinamizar toda la economía. Por ello, requerimos aumentar de manera real el gasto público en infraestructura, pequeñas obras con empleo temporal y gasto social del orden del 2% del PBI (US$ 2,500 millones) en el 2009. De esta manera se mantendría la demanda interna, se promovería el desarrollo y se protegería a los más pobres. Mantener la demanda interna es fundamental para que las empresas puedan seguir vendiendo y de esa manera dar empleo, y para mantener el mercado para las MYPES y agricultores.

Es importante que la política tributaria asegure la financiación del Estado para el plan, poniendo énfasis en los impuestos directos. Equilibrar los ingresos tributarios en un sentido redistributivo y reactivador, reduciendo los impuestos y aportes al fondo de estabilización de los combustibles (con lo que se reducen los precios de los combustibles).

La reducción de impuestos y precios de los combustibles devolverá ingresos a las familias y a las empresas, aumentando la demanda y la competitividad, ayudando a abatir la inflación. Establecer también un impuesto extraordinario al patrimonio de las empresas mineras, como forma de captar ingresos de este sector que obtuvo ingresos extraordinarios los años anteriores. Esto, junto a los impuestos extraordinarios, permitirá amenguar la fuerte reducción en los ingresos tributarios que provocará la crisis.

 

4.- Política monetaria y cambiaria

Mantener la política orientada a evitar una reducción del crédito proveyendo de liquidez a los bancos. Si resultara necesario un apoyo de capital (patrimonio) de los bancos, otorgarlo a condición de una participación estatal en su accionariado y directorio. Establecer programas especiales para dar crédito al agro y las MYPES, y para refinanciar a quienes lo necesiten, buscando una reducción de los intereses a estos sectores. Establecer un programa especial para ampliar los créditos hipotecarios a sectores de bajos y medios ingresos, para reconvertir los créditos existentes de dólares a soles, y para evitar un alza de tasas de interés en el sector construcción.

Mantener el régimen de flotación sucia del tipo de cambio, pero tener una política de mayor resguardo de las Reservas Internacionales, por lo que de ser necesario se deberá permitir un aumento paulatino y moderado del tipo de cambio, aumentando así la competitividad de la producción nacional y apoyando el equilibrio en el sector externo.

 

5.- Defender la producción nacional para dinamizar el mercado

Interno.

Este es un aspecto capital y más si dentro de él de manera especial incluimos la producción agropecuaria nativa para lograr mejoras en nuestros productores del campo, en ese sentido asegurar el gasto en las regiones y promover la descentralización merece un plan especial. Junto a ello defender el empleo y los salarios debe ser una prioridad ante la crisis.

Así mismo, debido a que no hay estudios reales sobre el impacto de los TLC que se están negociando ni de su conveniencia, estos tratados deben ser suspendidos. El aumento de aranceles servirá para proteger el mercado interno para la industria y agricultura nacionales.

 

6.- La imprescindible atención al sector externo.

Ya que no podemos controlar los precios de nuestras exportaciones, hay que adoptar políticas que frenen importaciones. Los mecanismos a mano no son muchos: Subir Aranceles, lograr tipo de cambio más real, frenar salidas de divisas como es el caso de las inversiones de AFP. Además habrá que tomar en cuenta los impactos que tendrá un plan de esta naturaleza en el sector externo, ello exige una coordinación eficiente con el BCR.

En resumen son cinco ejes de aplicación simultánea y con un enfoque de género los que guían nuestra propuesta:

- Elevar de manera racional el gasto público y por ello es de suma importancia conocer la información desagregada del PIB.

- Necesidad de defender la producción nacional para el mercado interno.

- Defender el empleo y aumentar el salario para dinamizar la demanda de acuerdo a la información desagregada del PIB, la inflación y valores de la canasta desagregados. Así sabremos dónde hay problemas de empleo e ingresos y focalizar el apoyo.

- Trabajo digno con fomento al ejercicio de la libertad sindical y Reforma del sistema de pensiones para dignificar a los pensionistas

- Política equilibrada del sector externo.

 

PROPUESTAS CONCRETAS

 

1.- Fortalecer la economía

 

a).- Impulsar los Programas Sociales intensivos en empleo con enfoque de presupuesto por resultados.

La herramienta que el gobierno tiene más a la mano para enfrentar este problema son programas de empleo temporal. “Construyendo Perú”, que comenzó como “A Trabajar” en el gobierno anterior, puede ampliar rápidamente su cobertura. El gasto público es una medida efectiva para este fin, siempre y cuando esté dirigido de preferencia, no al gran mega proyecto que en la mayor parte de los casos son de larga maduración, sino a los pequeños que den resultados inmediatos. Este gasto público adicional deberá aplicarse principalmente de manera descentralizada, mediante los gobiernos regionales y los municipios en un 80%, con atención a compensar las regiones más afectadas por la crisis y por la pérdida del canon.

Estos programas, pueden generar cientos de miles de empleos en pocos meses en las zonas de mayor despido, en algunos departamentos mineros y agroindustriales y rehabilitar o construir caminos, colegios o áreas verdes. Son flexibles para ampliarse o reducirse de acuerdo a las necesidades regionales. Han funcionado bien en el gobierno anterior.

Además, son un mecanismo efectivo para aumentar la demanda interna y servir así como empuje contracíclica, porque usan sobretodo insumos nacionales (cemento, palas, picos, etc.) y porque dan ingresos a familias pobres que tienen un consumo básico de productos nacionales.

 

b).- Elevar el Presupuesto Público 2009.

Para tal fin planteamos aprobar, mediante Ley, los créditos

suplementarios para impulsar nuevos Programas Sociales intensivas en empleo, especialmente productivos, con enfoque del Presupuesto por Resultados y con énfasis en sus programas y ejes estratégicos en los ámbitos de Vivienda y Construcción, Transportes y Comunicaciones, Trabajo y Promoción del Empleo, Mujer y Desarrollo Social, Agricultura, Produce, y de los Gobiernos Regionales y Locales a través del FONIPREL. Coordinar y articular su ejecución a través de la Comisión Interministerial de Asuntos Sociales (CIAF) y la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza.

 

2.-Proteger el empleo con trabajo digno

 

a).- El Ministerio de Trabajo deberá fiscalizar activamente el cumplimiento de las obligaciones laborales de las empresas.

Se deben impedir los despidos injustificados y la explotación del trabajo infantil. Para ello, deberá contratar más inspectores y trabajar en estrecha vinculación a los sindicatos y centrales sindicales. Derogar el DL 1086 que permite a las empresas medianas dejar de pagar 2 sueldos anuales en beneficios laborales a sus trabajadores. Esta primera medida debe ayudar también a identificar dónde está el mayor impacto del desempleo.

Proponemos trabajar en tres niveles:

El primero: La gran empresa intensiva en empleo: textiles, minería y agroindustria concretamente. En estos sectores se ha planteado reconversión y reestructuración mempresarial. Sin embargo, no se puede abusar de la reconversión ya que esta es para el cambio definitivo y no para lo temporal, porque de lo contrario cuando se reactive la demanda original no habrá trabajadores. De otra parte, es fácil identificar el segmento que creció y empresas que van a caer para no abusar de la reestructuración. Las actividades de construcción pueden ayudar a regiones como Ica en la que llegaron emigrantes de Ayacucho y Huancavelica, que ahora se verán afectados.

Un segundo nivel debe atender lo que acontece con las pequeñas empresas que trabajaban con las grandes, estás si entrarán en reestructuración empresarial.

El tercer nivel, comprende a trabajadores independientes que están alrededor de las empresas mencionadas y que son los más vulnerables. A ellos debería dirigir el Estado demanda de sus servicios. Construyendo Perú es un buen programa para aplicar en este nivel, aunque tiene una limitación: sólo está en construcción y no en servicios. Por esta razón mientras se conciben actividades y planes que incluyan servicios, proponemos un seguro de desempleo temporal o alternativas parecidas.

 

b).- Crear el Programa Nacional de Reconversión Laboral

Aprobar la creación de un Programa Nacional de Reconversión Laboral en el Sector del Trabajo y Promoción del Empleo, con recursos del Fondo de Estabilización Fiscal, eventualmente de FONDOEMPLEO y la cooperación internacional, dirigido a trabajadores cesados por efecto de la crisis y orientado a su readaptación y colocación en nuevos puestos de trabajo.

Conformar a su interior un órgano de gestión con participación de las organizaciones de empleadores y trabajadores.

 

3.- Elevar los ingresos, los salarios y la productividad desde la

Empresa.

 

a).- Impulsar una Política de Fomento de la Productividad y el Trabajo Decente en las empresas

A través de un decreto supremo impulsar una Política Pública de Fomento de la Productividad y el Trabajo Decente orientado al uso más intenso de los mecanismos de negociación colectiva en las empresas, a fin de promover la productividad, contrarrestar la reducción del empleo, proteger el salario propiciando su crecimiento en consonancia con el crecimiento de la productividad y para garantizar la libertad sindical, teniendo como promotor activo de esta Política al Consejo Nacional del Trabajo y Promoción del Empleo CNTPE.

 

b).- Aumentar el salario para dinamizar el mercado interno

Otro de los factores de importancia en la política contracíclica es el salario. De los 14 millones de PEA, solo 4 millones son asalariados. El resto son autoempleados. Ahora, la gran masa vive de lo que les venden a los asalariados, por lo tanto, la mejora salarial es la mejor forma de transmitir ingresos a los campesinos y a los informales. La disminución de la producción y los despidos se produce fundamentalmente por falta de demanda, y aumentar el salario mínimo puede ayudar a recuperar la demanda.

Se ha dicho que el Perú es el país mejor preparado para resistir esta crisis económica mundial que golpea a todos los países de la región, pues bien, Colombia, Brasil y Bolivia entre otros, están acordando aumentos a sus trabajadores en mayor o menor proporción, el nuestro no tiene porque ser la excepción más aún cuando en el marco macroeconómico multi anual y diversos agentes del gobierno han señalado que nuestro crecimiento en el 2008 (mayor al del 2007) ha ido acompañado de una importante subida de la productividad. Dignificar a los servidores públicos de bajos sueldos debería ser una preocupación esencial.

El alza de salarios no tiene porque representar una pérdida de competitividad de la industria nacional, si va acompañada de un aumento en el tipo de cambio, el drawback y los aranceles (los dos primeros ya se vienen produciendo). Por ello, en lo inmediato hay que aprobar mediante decreto supremo el incremento de la remuneración mínima vital para contener el atraso inflacionario, en aplicación de la Cláusula Gatillo, de acuerdo a la propuesta aprobada por el Comité Especial de Productividad del CNTP. Este es el factor clave para la elevación de la demanda.

 

c).- Un programa especial de protección del empleo

Puede incluir la suscripción de acuerdos tripartitos por rama, con empresas y trabajadores en sectores afectados por la crisis, mediante los cuales por un plazo de un año el Estado pague las contribuciones a la seguridad social correspondientes hasta el salario mínimo, a condición de que no se reduzca el empleo, los salarios ni los beneficios laborales.

 

d).- Promover incentivos tributarios para la capacitación laboral e innovación tecnológica en la empresa

Aprobar una Ley para el reconocimiento como gasto y/o costo deducible del Impuesto a la Renta, de los gastos efectuados para la capacitación laboral e innovación tecnológica en la empresa orientada a elevar la productividad empresarial, de acuerdo a los límites de reconocimiento de gasto, de planillas y de ventas aprobada por el Comité Especial de Productividad del CNTPE.

 

4.- Elevar la productividad en el agro y la soberanía alimentaria

 

a).- Impulsar una Política Concertada para elevar la Productividad en el Agro.

Orientada a impulsar la inversión pública y privada en infraestructura rural, sistemas de riego, caminos rurales y energía, y en proyectos sostenibles alimentarios, con participación de las organizaciones de productores, de Agroexportadoras y trabajadores agrícolas. Medidas específicas para el agro deben ser el restablecer franjas de precios y sobretasas de salvaguarda ante las importaciones subsidiadas en EEUU y en Europa, para lo cual el TLC debe suspenderse. En este contexto el papel de INDECOPI para frenar los abusos de las posiciones dominantes de mercado resulta de urgencia.

La urea y otros insumos agropecuarios han mantenido altos precios internos a pesar de la caída de precios internacionales. El gobierno debe regular este mercado, forzando a la reducción de precios.

 

b).- Deben tomarse medidas anti-monopolio, particularmente en productos como el algodón y la lana de alpaca.

Así como promoverse la asociatividad de los productores para que puedan comercializar directamente y/o tener mejores condiciones de negociación con los intermediarios. El Estado deberá promover ferias agropecuarias en las principales ciudades y actuar directamente en el mercado de ser necesario. Todo ello por que los agricultores están particularmente afectados por la crisis debido a que los monopolios e intermediarios abusivos la aprovechan para sacar ganancias extraordinarias.

 

c.- Los agricultores necesitan facilidades para obtener y refinanciar créditos.

Se debe reforzar el Agrobanco y establecer líneas de crédito a la banca comercial y las cajas rurales para que puedan mantener y ampliar sus créditos a tasas preferenciales. Una línea especial debe plantearse para apoyar a aquellos agricultores que, haciendo caso al gobierno, se ha pasado a productos como el espárrago cuyo precio se ha derrumbado.

Esto, por cuanto la crisis puede llevar a muchos agricultores a la quiebra, con el riesgo de que pierdan sus tierras ante los bancos.

 

d) El gobierno debe derogar los Decretos Leyes que amenazan a las comunidades campesinas con la pérdida de sus tierras, agua y recursos en manos de empresas mineras y grandes corporaciones.

Los decretos legislativos que centralizan la gestión del agua quitándosela a los agricultores también deben ser derogados.

 

5.- Impulsar el acceso al financiamiento para la pequeña y micro empresa

 

a).- El grueso del empleo, incluso con alta participación de mujeres, está en la microempresa y en el mundo rural, estos pueden ser las más afectadas por el encarecimiento del crédito y la pérdida de mercados externos e internos. Las medidas del gobierno tienen en la reconversión y programa de compras estatales a microempresas: 100 millones y 50 millones. Es muy poco, si lo comparamos con otras medidas solo el drawback es 300 millones.

 

b).- Disponer la asignación de una mayor línea de crédito, de alto impacto, de parte de COFIDE y a través de las entidades del sistema financiero, para respaldar las operaciones de Factoring a nivel nacional a favor de la pequeña y microempresa agrícola y urbana; y elevar la contribución financiera de COFIDE a favor del Fondo de Garantía para Préstamos a la Pequeña Industria (FOGAPI) orientado a afianzar y garantizar las operaciones de crédito y contrataciones a favor de la micro y pequeña empresa agrícola y urbana.

 

c).- Poner en marcha de manera inmediata el plan de compras del Estado. El gobierno ha anunciado un programa de compras estatales, el mismo que debe incluir productos como uniformes, calzado escolar, mobiliario escolar y otros. Esto es positivo, pero es indispensable que al respecto se suspenda el TLC con EEUU que establece que en programas de esta magnitud las empresas norteamericanas pueden competir como si fueran peruanas.

 

d).- Defensa del mercado interno. La invasión de textiles y calzado de China e India a precios de dumping debe ser frenado de inmediato. No debe esperarse a complejos estudios de precios, como ha planteado el gobierno; el daño a la industria nacional es evidente y justifica medidas temporales de salvaguarda mientras se realizan los estudios.

 

e).- Una política de créditos para las empresas en crisis. El paquete del gobierno solo contempla créditos para MYPES exportadores, cuando es evidente que se necesita también apoyo a las Mypes orientadas al mercado interno.

El apoyo a pequeñas empresas y a sectores en crisis también es una medida conveniente. El sector textil por ejemplo, ha perdido decenas de miles de empleos, y eso va a seguir. Un respaldo a empresas en crisis a condición de que mantengan el empleo, como en México, puede servir de complemento a programas de protección del mercado interno frente al dumping chino, de compras estatales de buzos, uniformes y calzado escolar, y de facilitación del crédito. Cubrir la mayor parte de sus contribuciones a la seguridad social con fondos del estado, como hace Argentina, o subsidiar los salarios bajos como en Chile, podría servir para mantener y ampliar el empleo formal y aumentar la competitividad empresarial.

 

6.- Mayor énfasis en la integración regional para aprovechar los mercados cercanos.

 

Ello implica aprobar mediante Ley el crédito suplementario para la ampliación de las operaciones de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo PROMPERU orientado a relanzar el “Fondo de Promoción de las Exportaciones” y las acciones de promoción de exportaciones de bienes y servicios, apoyar la internacionalización de empresas y la diversificación de mercados, mejorando el trabajo consensuado con los gremios empresariales turísticos y exportadores, y fortaleciendo la comunicación con las regiones.

Estas son a grandes rasgos, las principales medidas que planteamos para que la actual crisis, no repita la historia y sean nuevamente los trabajadores y trabajadoras, los más pobres y olvidados quienes asuman los mayores costos y sacrificios.

Esperamos que el gobierno acorde con la responsabilidad política que le compete, sepa escuchar nuestras alternativas y responder a ellas.

Aspiramos también que las demás organizaciones de la sociedad civil contribuyan a enriquecer esta propuesta y la hagan suya. De esta manera podremos juntos construir una patria donde ningún ciudadano sea extraño en su propia tierra.

 

Lima, Marzo de 2009

MARIO HUAMAN RIVERA

Secretario General CGTP